Enrique Vila-Matas (Segunda parte) Por Violeta Serrano Enrique Vila-Matas no escribió siempre igual. Empezó en una máquina Underworld de la revista ‘Fotogramas’ y terminó en una computadora que llegó a su casa, por lo demás, contra su propia voluntad. Aquí nos cuenta cómo fue ese cambio, qué pasó cuando empezó a teorizar sobre su propia escritura, por qué se lo piensa dos veces cada vez que tiene que viajar a Buenos Aires y qué es
Enrique Vila-Matas (Primera parte)Por Violeta Serrano Faltan pocas horas para que el cielo de Buenos Aires se parta en dos pero eso, nosotros, aún no lo sabemos. Enrique Vila-Matas nos cuenta, para empezar, cómo, cuando era joven, Michi Panero le encerró en casa de sus padres una noche para controlarle, para que no saliera, para que pudiese asustar a los paseantes con un golpe en la ventana desde la oscuridad de su refugio. Más allá
BERLÍNPor Isabel Mellado Fotografía: Cecilia Molano La música llegaba a los dedos y empujaba. Yo obedecí, me deterioraba si no. Y los dedos me empujaron lejos, fuera del país. Gané una beca de perfeccionamiento. Me iría con la música a otra parte. A Berlín. ¿Qué llevo conmigo? Pocos objetos; algunos colores disfrazados de prendas de vestir y mi violín, mi tigre de Bengala. Cuando llegué habían cubierto de sal el suelo. El cielo se alivianaba
ILUSTRACIÓN: Árbol de Diana, de Alejandra Pizarnik. Por Patricia Gutiérrez. […] 20 dice que no sabe del miedo de la muerte del amor dice que tiene miedo de la muerte del amor dice que el amor es muerte es miedo dice que la muerte es miedo es amor dice que no sabe a Laure Bataillon 21 he nacido tanto y doblemente sufrido en la memoria de aquí y de allá 22 en la
Sobre La descomposición, de Hernán RonsinoPor Yago Ferreiro Poco sabíamos en esta casa del escritor argentino Hernán Ronsino y, si no fuera por el rescate de su primera novela, La descomposición, por parte de la editorial Eterna Cadencia, quizá nos habríamos quedado así, silentes, sin poder articular ni una palabra sobre su carrera, de la que ahora intuimos que tal vez sea de las más prometedoras de entre las voces que nos vienen arrullando desde
Por Dolores Caviglia Quizá lo que pasó fue que su plan se cumplió a la perfección. Quizá todos sus intentos por alimentar la leyenda de un escritor prolífico que perdió gran parte de todo lo que escribió en distintas mudanzas, más de veintisiete, y en diferentes pensiones dieron resultado. Quizá su insistencia en quedar por fuera del canon, aislado del grupo de los amigos borgeanos, fue exitosa. Tal vez es por esto que cuando
Por Javier López Menacho Ay mare mía, qué mala es la noche, la calle y la vida Juan Moneo Lara, el Torta Si buscamos en la Wikipedia los discos de Juan Moneo Lara “el Torta”, el Rey Moneo, el Grande, el indomable, el duende para algunos, del mismísimo flamenco, apenas encontramos grabaciones. Las que suenan, lo hacen con un Torta disminuido, enlatado en recopilaciones forzadas, sin rastro de unidad, con un desorden tan exagerado
Por Samanta Schweblin (1) ¿Cuál es tu libro pendiente más vergonzoso? Tengo muchísimos. Y no se trata solo de grandes autores de la literatura universal. A veces son incluso contemporáneos. Pero como esta pregunta se trata siempre de los grandes ladrillos voy al grano: mi gran deuda es con Moby Dick. Y no es que ya haya cumplido con el resto de las deudas, pero con Moby Dick tengo una deuda especial. Quizá porque todo
Por Jorge Carrión Fotografía: Magdalena Siedlecki. (1) ¿Cuál fue la primera palabra que pronunciaste? No lo sé. Podría llamar a mi madre, supongo que dirá “mamá”, pero eso sería un tópico. Tal vez sea más interesante otro detalle de mi primera infancia: escribí todas las paredes del comedor. Garabatos, por supuesto. En aquellos tiempos las casas españolas se forraban con papel. Fue mi primera novela. La más críptica y conceptual. (2) ¿Cuál es tu palabra
Por Salvador Biedma A Juan Villoro He roto, creo, todos los mandatos del hincha de fútbol. Sin proponérmelo, desde ya. El primero, el principal, cambié de equipo. Ya lo había hecho mi papá muchos años antes. Él tenía, debo decir, un motivo concreto, seguramente más noble y más amoroso que yo. Eso no obsta para que lo excomulguen de la patria futbolera. ¿Le molestaría mucho? Lo dudo. Agacharía la cabeza, tal vez un poco