Marsippospermum grandiflorum. Así llaman los científicos al junco de Tierra del Fuego, junquillo para los chilenos, mapi entre los nativos, una planta siempreverde de varas resistentes que crece a orilla de lagunas y zonas anegadas. Con el Marsippospermum grandiflorum las mujeres antiguas de estas costas tejían cestos que olían como huele la turba bajo la lluvia, que olían a aguas estancadas en sitios velados, tejían cestos que olían. El nombre me remite a mariposas. Aunque
Se extiende la costa de Asturias desde el puerto de Ribadeo, último de la de Galicia hacia el este, hasta el de Llanes, principio de las montañas de Santander, por espacio de treinta y ocho leguas de costa brava […]. Las circunstancias de esta costa, lo escabroso de sus orillas y quebrado del país que las compone, persuade a de que ningún modo pueden temerse en él otros insultos de enemigos, que los ataques de
Hace un tiempo publiqué una novela que tenía como argumento central el choque de dos trencitos de la alegría en Mar del Plata, y la batalla campal entre los muñecos, los pasajeros, los conductores y la policía. Era una historia polifónica, con muchas voces, que pude escribir sin demasiadas dificultades. Excepto cuando tenía que contar el punto de vista del pibe que se disfrazaba de Bob Esponja y el dinosaurio Barney. Ahí me paralizaba. No
ILUSTRACIÓN: ‘Un día perfecto para el pez banana’, de J.D. Salinger. Por Patricia Gutiérrez. -¿Nunca usas gorra de baño ni nada de eso? -preguntó. -No me sueltes -dijo Sybil-. Sujétame, ¿quieres? -Señorita Carpenter. Por favor.Yo sé lo que estoy haciendo -dijo el joven-. Sólo ocúpate de ver si aparece un pez banana. Hoy es un día perfecto para peces banana. -No veo ninguno -dijo Sybil. -Es muy posible. Sus costumbres son muy curiosas. Muy
La poeta estadounidense Rae Armantrout dice que cada vez que escribe quiere conseguir un sentido no explorado. En esta entrevista, cuenta lo trabajoso que es conseguirlo. Rae Armantrout tiene el pelo corto y grisáceo, la piel lisa y blanca, los ojos claros y tiernos, y una voz suave y aguda y agradable al oído. Nació en Vallejo, California, en abril de 1947 y creció en San Diego. Fue allí donde se convenció de su amor
El fantasma del escritor Witold Gombrowicz se agita en un evento teatral – televisivo lleno de famosos y delirio. Agosto. Nochecita cálida de invierno. Cientos de personas arman una fila para entrar al Teatro del Globo. La hilera se extiende por más de una cuadra y, definitivamente, las 480 butacas se van a ocupar. —Piedra, papel… BABUMNBJA– dice la nena del tapado verde. La madre queda pagando, con su mano en forma de tijera. La
General Cabrera – Córdoba (Argentina) Por Federico Falco Cabrera es un pueblo de apenas un poco más de diez mil habitantes, en el sur de la provincia de Córdoba, en el centro de Argentina. Está en el borde la pampa árida, casi siempre hay viento, algunos años la lluvia escasea. El paisaje que lo rodea es llano, chato, pura explotación agrícola: soja, maní, maíz, un poco de trigo. No todo el pueblo vive del campo,
*En el dorsal blanquísimo de una niña leve como un suspiro atragantado, el número 73 empieza a cobrar sentido. Tanto que, años después, en el 2006, la NASA enviará al espacio imágenes de lo que allá va a suceder para que sirva como ejemplo de lo que somos capaces los seres humanos. El registro proviene de la televisación de los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976. La chica corre y pone en marcha su maquinaria
Pedro Mairal (Segunda parte) Por Dolores Caviglia Pedro Mairal, el autor de Una noche con Sabrina Love, habla en esta segunda parte de la entrevista sobre los géneros a los que se anima y sobre su experiencia como docente. Pedro Mairal lo hace porque puede. Aunque parezca soberbio, pese a que puede sonar algo canchero, Mairal escribe sonetos, poesía, novelas, cuentos, ensayos y columnas porque sabe cómo hacerlo. No hay respuesta más sincera que esa.
Pedro Mairal (Primera parte) Por Dolores Caviglia El escritor argentino Pedro Mairal habla en esta entrevista sobre su último libro, La uruguaya, y cuenta cómo consigue mezclar lo bajo y lo sublime sin perder elegancia. El título nunca hace a la obra. Eso Pedro Mairal lo sabe bien. Si no, no hubiera habido forma alguna en que el primer libro que agarró de la biblioteca de sus padres y leyó de la primera a