ILUSTRACIÓN: Juan Carlos Onetti, por Patricia Gutiérrez. [Los adioses. Fragmento] Quisiera no haber visto del hombre, la primera vez que entró en el almacén, nada más que las manos; lentas, intimidadas y torpes, moviéndose sin fe, largas y todavía sin tostar, disculpándose por su actuación desinteresada. Hizo algunas preguntas y tomó una botella de cerveza, de pie en el extremo más sombrío del mostrador, vuelta la cara —sobre un fondo de alpargatas, el almanaque,
patricia gutierrez
ILUSTRACIÓN: El viejo y el mar, de Ernest Hemingway. Por Patricia Gutiérrez. “No has matado el pez únicamente para vivir y vender para comer –pensó–. Lo mataste por orgullo y porque eres pescador. Lo amabas cuando estaba vivo y lo amabas después. Si lo amas, no es pecado matarlo. ¿O será más que pecado?” –Piensas demasiado, viejo –dijo en voz alta. “Pero te gustó matar al dentuso –pensó–. Vive de los peces vivos, como tú.
ILUSTRACIÓN: En la orilla, de Rafael Chirbes. Por Patricia Gutiérrez. El maduro Francisco desprecia los petits vices de Olba, no cae tan bajo, algún gin tonic de Bombay Sapphire azul, o de Citadelle, que el propietario del bar Casteñer le reserva. Tiene las dos botellas a medio consumir en la balda, sólo para él, es el único al que se le ocurre pedirlas. Los otros: Larios, Gordons, y los más caprichosos, Tanqueray. Francisco: un gin
ILUSTRACIÓN: ‘Un día perfecto para el pez banana’, de J.D. Salinger. Por Patricia Gutiérrez. -¿Nunca usas gorra de baño ni nada de eso? -preguntó. -No me sueltes -dijo Sybil-. Sujétame, ¿quieres? -Señorita Carpenter. Por favor.Yo sé lo que estoy haciendo -dijo el joven-. Sólo ocúpate de ver si aparece un pez banana. Hoy es un día perfecto para peces banana. -No veo ninguno -dijo Sybil. -Es muy posible. Sus costumbres son muy curiosas. Muy
Fernando Pittaro. Editor general. Nació en Almafuerte (Córdoba) en 1986 y vive en Buenos Aires desde 2004. Es periodista, docente y escritor. Fundó la revista cultural digital PERIPLO y fue su director hasta mediados del 2011. En 2012 cursó becado el Máster en Creación Literaria en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona donde escribió su primer libro de cuentos: Lecciones de vértigo. En 2015 condujo el programa radial De Cerca Nadie es Normal, un ciclo de
ILUSTRACIÓN: Descripción de la mentira, de Antonio Gamoneda. Por Patricia Gutiérrez. ———————————- Las hortensias extendidas en otro tiempo decoran la estancia más arriba de mi cuerpo. He sentido el grito de los faisanes acorralados en las ramas de agosto. Un animal invisible roe las maderas que también están más allá de mis ojos. Y así se aumenta la serenidad y prevalece el olor de la mostaza que fue derramada por mi madre. Yo convalezco
ILUSTRACIÓN: Madame Bovary, de Gustave Flaubert. Por Patricia Gutiérrez. Charles avait entrevu dans le mariage l’avènement d’une condition meilleure, imaginant qu’il serait plus libre et pourrait disposer de sa personne et de son argent. Mais sa femme fut le maître ; il devait devant le monde dire ceci, ne pas dire cela, faire maigre tous les vendredis, s’habiller comme elle l’entendait, harceler par son ordre les clients qui ne payaient pas. Elle décachetait ses lettres, épiait
ILUSTRACIÓN: En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. Por Patricia Gutiérrez. (…) Y de pronto el recuerdo surge. Ese sabor es el que tenía el pedazo de magdalena que mi tía Leoncia me ofrecía, después de mojado en su infusión de té o de tilo, los domingos por la mañana en Combray (porque los domingos yo no salía hasta la hora de misa), cuando iba a darle los buenos días a su cuarto. Ver la magdalena no me había
ILUSTRACIÓN: ‘La gallina’, de Clarice Lispector. Por Patricia Gutiérrez. Era una gallina de domingo. Todavía vivía porque no pasaba de las nueve de la mañana. Parecía calma. Desde el sábado se había encogido en un rincón de la cocina. No miraba a nadie, nadie la miraba a ella. Aun cuando la eligieron, palpando su intimidad con indiferencia, no supieron decir si era gorda o flaca. Nunca se adivinaría en ella un anhelo. Por eso
ILUSTRACIÓN: Kassel no invita a la lógica, de Enrique Vila-Matas. Por Patricia Gutiérrez. […] Nunca fui de los que fueran las que fueran las circunstancias, daba media vuelta si algo no le gustaba y apretaba a correr; siempre he sabido que sólo hay un único campo de batalla sin escapatoria. Digo esto porque, nada más entrar en el Dschingis Khan vi la rancia mesa redonda y no podía casi ni creerlo: al fondo del