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Una mujer escribe ópera

Mezcla de artista culta y guerrillera, no acuerda con los actores sociales que hablan de cultura villera, defiende lo popular, pero sostiene que los derechos alcanzan también el acceso a todas las formas de expresión artística. Mailén Ubiedo Myskow creó su propia compañía de ópera argentina, Contemporánea Lírica, que solo presenta repertorio de estrenos. Promotora y realizadora de ópera independiente, así se define. Soy una mujer que compone ópera. Las mujeres también componemos ópera. No como cliché de moda, pero evidente marca de época, Mailén insiste en este rasgo de su identidad. Tenemos excelentes cantantes líricas, no muchas compositoras. Conectada todo el tiempo, se va construyendo como artista mientras cuenta qué hace: página web, Spotify, todas las redes. Su fe es la divulgación. La comunicación permanente.

El concierto es en la Usina del Arte, diciembre asedia y hace mucho calor, pero la refrigeración es buenísima. Los chicos y las chicas de la Escuela de Música 1 11 14 están todos de negro, impecables. Las nenas maquilladas. Brillan. Peinadas para la función, como las artistas profesionales. No se ponen “lo que consiguen”, con tiempo se buscó lo necesario para cada intérprete. El vestuario es parte del todo y construye la escena. Mailén desoye a quienes quitan relevancia a estos detalles: Los chicos y las chicas son grandes luchadores, están estudiando música, tocan en La Usina, han estado en el Auditorio de la UCA. Donde sea. Hay que jerarquizarlos, no exhibirlos. Sin populismos: no son los músicos de la villa. Ellos y ellas ya son artistas, como cualquier pibe de clase media o alta que estudia en un conservatorio. Ya son.

Todos los pequeños músicos siguen al Director, al Maestro Emiliano García Pérez. No hay desorden, no hay ruidos de los que suele haber cuando interpretan niños. Hay música. Popular y no tanto. Al finalizar, Mailén agradece y entrega premios, al que nunca falta a clase, al que más se superó, al que lleva más tiempo en la Escuela. Hay clima de fiesta, los padres y madres no ocultan la felicidad. El orgullo.

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La charla fluye al finalizar el concierto, con una “Stella” en el bar de al lado. ¡Súper helada!, grita Mailén cuando la moza se aleja. La cosa empezó con el Programa de Compromiso Social y Extensión de la UCA -Universidad Católica Argentina-, donde estudié. Estaba avanzada en la Carrera y me moría por hacer algo con eso. Algo social. Mailén habla rápido, piensa rápido. Quizás eso tenga que ver con su profesión de compositora. Una vez que la vocación docente despertó, no paró más. Mailén tiene apenas treinta años, pero ya creó escuelas y orquestas. La Escuela de Música 1 11 14 del Bajo Flores / Fátima comenzó en ese programa universitario, aunque finalmente el vínculo no tuvo final feliz. Se llevaban los méritos, pero no hacían nada por los pibes. Prestaban un salón, pagaban un micro, un tiempo me daban a mí unos pesos por la dirección del proyecto. Eso era todo. Lo demás lo hacíamos los profes, con nuestros recursos, a pulmón. El colmo fue cuando nos dieron un premio por la Escuela y en un acto en la Conferencia Episcopal Argentina, ni nos mencionaron. Lo recibieron ellos.

Cuando se sintieron fuertes, se abrieron. Ahora están terminando de armar una asociación civil independiente.

Mailén pone su dedo índice derecho bajo el techito de su mano izquierda, indicando una pausa. Toma su cerveza. No pierdo el tiempo en debates académicos, viste que dan vueltas con lo culto y lo popular, y mientras tanto los pibes siguen exiliados de todo. Yo quiero darles lo mejor, que vean que hay otro mundo posible, y que les pertenece. Que puede haber de lo que quieran. Rap, cumbia y ópera. ¿Por qué no? Así sedujo al Programa “Arte en Barrios”, muy relevante para su compromiso social. El Estado debe hacerse cargo de la educación artística, del ocio, la recreación. Para todes.

La vida profesional de Mailén es diversa y vertiginosa. La música amalgama todo, es el denominador común. Música como canal de transformación social y música como expresión artística personal, como conciencia que late y agita. Ella busca oportunidades y aliados. Todo el tiempo, como en una cruzada. El pasado año 2018 consiguió que el Fondo Nacional de las Artes la seleccionara para una beca, financiando parte de la creación de “Prohibido Suicidarse en Primavera”, la tercer ópera que está componiendo, donde experimenta con el lenguaje español y con ritmos y escalas de la música latinoamericana. Mailén compone ópera innovando, recreando, hurgando hambrienta en los estilos, se anima a todo. Elige alejarse de las convenciones del género. Los espectadores de este siglo no son iguales a los del siglo XIX. Tampoco las artes escénicas. Que por qué compone ópera. De dónde viene. ¿Los padres? No, no. (Se ríe, pero no aclara). Fue mi padrino. Un año me regaló el abono para la temporada de Juventus Lyrica. Íbamos juntos. Renovamos dos o tres años, fue increíble. Mailén dice que se prendió a Verdi y a los otros genios desde ahí, y no los soltó más.

-¿Es músico tu padrino?

-No, es runner.

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Su primera creación musical fue “Fragmentos de un discurso amoroso”, inspirada en el texto de Roland Barthes. Luego compuso “Tres Leyendas Argentinas”, una obra para ballet folkcontemporáneo, soprano y orquesta; y la ópera “Un Burgués Gentilhombre” (adaptando el clásico de Molière). Las dos últimas fueron estrenadas en la cartelera under de Buenos Aires. Actualmente está gestando “Prohibido suicidarse en primavera”. Me gusta versionar libremente a los clásicos. Mailén carga con todo: composición, adaptación y producción. Interviene en la convocatoria y elección de artistas, vestuarista, escenógrafo, caracterización, iluminación. Ningún aspecto se le escapa. No podría hacer ni la mitad de las cosas sin el Maestro Emiliano García Pérez. Así lo llama. Juntos crearon además la Orquesta Atípica de los Nuevos Aires. Ella compone y él dirige. Emiliano es director musical. Nos conocimos en la Facu. Recientemente la convocaron del Centro de Experimentación del Teatro Colón. Fue invitada a una reunión para saber de sus proyectos, junto con otros compositores jóvenes. Prometieron venir a ver Un Burgués, pero nunca aparecieron. ¿Una “Julio Bocca de la ópera”? Naaaaa… ¡pará! Julio es incomparable, como artista y como actor de la cultura. Un ídolo. ¿Ya te conté de la Juvenil de Adultos?, nuestra orquesta escuela, de gente grande que siempre soñó con tocar un instrumento y formar parte de una orquesta. Esta tarea también la re disfruto. Obviamente, ya los ha subido a más de un escenario.

La conversación sigue dos días después, a las tres de la tarde, voy a tener un huequito como de cuarenta minutos. En su departamento en el barrio de Caballito, acomodarse en el sillón y defenderse de Jorgita, la perra de la villa rescatada moribunda, no es tarea sencilla. Jorgita no para. No se amedrenta con empujones ni gritos. Ella consigue el lugar que quiere. Es alta, negra y terrible. En los portarretratos, que abundan, hay muchos chicos y algunos se le parecen. Adoro a mis primos. Sobre un parlante, una foto de ella sola, cargando una mochila imposiblemente grande. Me gusta viajar. Es otra de mis pasiones. Quisiera conocer toda América Latina, y Europa. Estudiar música en Alemania. Una beca de perfeccionamiento. Es otro de mis proyectos.

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Ofrece un vaso de agua, pero no hay lugar sobre la mesa. Gira sobre sí misma con el vaso en la mano y finalmente desiste. Lo lleva otra vez a la cocina y regresa. Treinta y cuatro grados y ni un ventilador. Tiene puesta una musculosa de los Rolling, y un pantalón de invierno. Zapatillas chillonas. Perdón, no hice tiempo a ordenar. Hay muchos sobres de centros de diagnóstico, de distintos tamaños. La salud ya le ha cobrado algunas cuentas. No pasa nada, la única que se preocupa por todo eso es mi mamá. Se pone a revolver unas cajas que están por todos lados: en el piso, el modular, sobre las sillas. Le pregunta a Emiliano por “la caja de los programas”, una que era de galletitas Pepas. Mailén la abre y empieza a pasarme los programas de sus obras, fotos sueltas, flyers, hojas que evidentemente alguna vez fueron borradores. En el medio, cartitas de alumnos, con brillantina que se va desparramando y queda en las superficies. Tickets de compras. Hebillas. Retazos de tela. Casi imposible discernir algo en medio de tanto caos, ella no deja de apilar papeles en el brazo del sillón, que uno tras otro van cayendo y hay que volver a levantar. Todos los materiales de sus óperas están atravesados por el tema de la diversidad, hay protagonistas femeninas, debates de género. A Mailén le interesa la justicia. No podés vivir en este mundo y mirar para otro lado. No podés. Menos si sos artista.

Mailén termina la entrevista hablando de Carlos, uno de sus alumnos preferidos, se va a vivir a Mendoza por trabajo del papá. Lo quiero. Lo voy a extrañar. Llora con lágrimas.

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