Emili Albi escribió un libro que toca la fibra de cualquiera. No es poco. Un libro que tuve que leer porque se me impuso. Me llegó un miércoles, me acuerdo, y estaba agotada -les pasará a todos últimamente-, así que lo abrí con cierta pesadez, sin mucho entusiasmo y sin embargo, pam, caí como un ratón en una trampa. La noche antes había dormido mal por preocupaciones varias, estaba muerta de sueño pero no, no
España
Pocas experiencias nos ponen en pie de igualdad como la de la muerte. Todos vamos a morir un día: los ricos, los pobres, los sanos, los enfermos, los locos, los cuerdos, los lindos, los feos, los cultos, los ignorantes y todas las posibles combinaciones de estas o de tantas otras categorías, si es que fuera posible establecerlas. Por algo el escritor norteamericano Philip Roth escribió antes de morir “La vejez no es una batalla, la
Vuelvo a estos diarios. Siempre vuelvo por algún motivo. A veces para leer fragmentos en una terraza de Buenos Aires casi llegando el final del verano. Otras veces para tomar notas, otras para dormir acompañada. Un día descubrí que esta antología funciona como un oráculo. Por ejemplo ahora, que abro el segundo volumen por la página 143 y leo a Iosune de Goñi: “Quién habla a través de mi boca”. Entonces cierro el libro y
*Entrevista a la autora por Juliana Corbelli. Macarena Trigo cuenta su vida y obra como hecho dramático o poético, en donde el episodio trágico provoca risa en un marco definido por el humor negro. Habla sobre sus creaciones poéticas, dramáticas y críticas combinando el acento español con el porteño con una fluidez bífida anclada en el amor por esta ciudad como motor para la creación. La poesía y el teatro están intensamente unidos. Apasionada por
*“¿Usted sabe que su libro vale un cuarto de litro de sangre?” No, no lo sabía. La pregunta iba dirigida a Belén Gopegui quien, en ese momento se encontraba dando una conferencia en Sevilla. Esa cuestión cruzó la sala para crear, después, un mundo entero en forma de novela. El comité de la noche es la consecuencia de aquella intervención en Sevilla. Cuando terminó de hablar, Gopegui buscó a la persona que había instalado esa
ILUSTRACIÓN: En la orilla, de Rafael Chirbes. Por Patricia Gutiérrez. El maduro Francisco desprecia los petits vices de Olba, no cae tan bajo, algún gin tonic de Bombay Sapphire azul, o de Citadelle, que el propietario del bar Casteñer le reserva. Tiene las dos botellas a medio consumir en la balda, sólo para él, es el único al que se le ocurre pedirlas. Los otros: Larios, Gordons, y los más caprichosos, Tanqueray. Francisco: un gin
El escritor y periodista español habla en esta entrevista sobre su último libro, sobre la difícil tarea de hacerse entender, y asegura que para él la escritura es un bálsamo. Hay ideas que persiguen. Que se instalan en la cabeza en un determinado momento para quedarse allí y desde entonces rumian, se estiran, se placen, esperan, se oscurecen, se condensan, hablan y se callan, se guardan, llaman, recuerdan, se contraen, molestan, exigen, estorban, piden más,