Florencia. 2 de marzo 2020. Estación de Trenes Santa María Novella. Eran más o menos las tres de la tarde. Había apenas comprado un boleto de tren para regresar a mi casa en Pisa a las 15:45. Tenía tiempo. Pasé a la farmacia y en la puerta un letrero grande escrito en varios idiomas: “Non ci sono mascherine/ Face masks are over/ No hay mascarillas”. Al final compro sólo aquello que me servía. Entro
coronavirus
Escribo encerrado en un edificio y me pregunto quién sostiene el telón de este gran teatro vertical que comienza en la terraza del tanque de agua y desciende hasta el segundo subsuelo de cocheras, olores a gases, bauleras y sombras. O al revés, de abajo hacia arriba: en definitiva la vida te da vuelta cuando quiere. Tal vez seamos relojes de arena, o fotocopias doble faz. De un lado la muerte, del otro la vida.
Algunos escritores tenemos disciplina de soldado para pasar muchas horas solos con nuestros pensamientos. Así que, para no volverse loco y ser eficaz en esta cuarentena necesaria, es bueno seguir unas pautas. He preparado estos consejos guía para quienes deseen una organización en este tiempo de incertidumbre global. Porque sí, los escritores también nos dedicamos a eso: organizamos el caos, imaginamos mundos nuevos y los ponemos en marcha con unas reglas determinadas para que todo
“No hay nada más engañoso que un hecho obvio” Conan Doyle, The Boscombe Valley Mistery Durante los últimos días me he estado preguntando acerca de las dificultades que hemos tenido para comprender la naturaleza y las dimensiones de la crisis COVID-19, y la renuencia a adoptar medidas e implementar medidas. Esto parece una crisis no hecha a nuestra escala… Pensando en ello, decidí hacer una pregunta de examen para mis alumnos del curso de “Neurociencias