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En América Latina, Clarice Lispector sigue escribiendo

A través de los años las obras de esta autora ucraniana-brasileña continúan dejando huella y lo hacen acompañadas por uno de los oficios que trabaja para mantenerlas siempre vivas: la edición.

Le dice Clarice, de un modo amoroso. No mencionará nunca su apellido. Lo más lógico sería pensar que la llama así porque así es como se la conoce. Sin embargo, cuando lo pronuncia, deja entrever su cercanía. Ella sabe sus modos, los temas que la atraviesan y hasta puede contar sobre sus signos de puntuación. Eso sucede porque María Fernanda Pampín es co-editora de Corregidor, el sello independiente de Argentina que traduce y publica la obra de Clarice Lispector en nuestra región. Y a quien, como sostiene, “cuidan de todas las formas que te puedas imaginar”. 

Considerada una autora de trazo no convencional y de difícil clasificación, Pampín describe cómo es el proceso traducir y editar fielmente las novelas, crónicas y cuentos de esta escritora que, a más de 100 años de su nacimiento, continúa vigente. 

 ―¿Cuándo comenzó Corregidor a publicar los libros de Clarice Lispector?

 ―El primer contacto ocurrió a través de Haydée Jofre Barroso, traductora y amiga de Clarice. Ella se comunicó con mi papá, Manuel Pampín, quien fue el fundador de la editorial, y en 1977 publicamos por primera vez la edición del libro La araña, que con los años se mantuvo en nuestro catálogo y tuvo diversas ediciones. 

 ― ¿Cómo se componen hoy las ediciones de la obra de Lispector?

―Desde sus inicios, la editorial, que ya tiene 53 años de trayectoria, cuenta con un catálogo latinoamericanista que fue impulsado a lo largo del tiempo a través de diferentes colecciones, como Narrativas al Sur del Río Bravo, Archipiélago Caribe y Vereda Brasil, por nombrar solo algunas. Dentro de esta última, que fue creada en 1999 y es la única colección fuera de Brasil dedicada exclusivamente a literatura brasileña, contamos con una subcolección que se llama Biblioteca Lispector y que, como su nombre indica, contiene actualmente 14 volúmenes de Clarice. 

 Screenshot 2023-11-28 7.27.59 PM― ¿Qué implica el proceso de traducir y editar a una autora como ella, que es considerada enigmática y no convencional? 

―Las traducciones de las obras de Clarice las llevan a cabo los directores de la colección Vereda Brasil, Gonzalo Aguilar y Florencia Garramuño, con quienes trabajamos en relación directa para todos los volúmenes. Una vez que recibimos esas traducciones, hacemos un trabajo de edición donde se coteja el texto en español con las publicaciones originales en portugués. Además, siempre ponemos en relación la nueva obra que recibimos con libros anteriores que publicamos de Clarice para que conserven el mismo registro. Es decir, es necesario reconocer a la autora en todos los libros que editamos, especialmente porque ella tiene un lenguaje propio, juega con la gramática e inventa signos de puntuación, como las rayas largas que utiliza para denotar el fluir de la conciencia. Entonces cada una de las decisiones de traducción y de edición son trascendentales. Nos interesa hacer un trabajo absolutamente cuidado y cada vez más dedicado al público latinoamericano. Además, todos los libros tienen prólogo y estudios críticos que acompañan las obras e incluyen también fotografías. 

 ― ¿Son traducciones y ediciones pensadas específicamente para nuestra región?

―Sí, nuestras ediciones incluyen traducciones propias y pensadas para el público de nuestra región. Clarice escribía para el público de América Latina y nosotros queremos contextualizar eso. Hoy leemos a nuestra propia Clarice. 

 ― ¿A qué te referís cuando subrayás la importancia del cuidado su obra?

―Clarice es una prioridad para nuestro sello, es la estrella del catálogo de Corregidor. Cuidamos su obra en todos los sentidos que te puedas imaginar, durante todo el proceso editorial pero también a nivel de difusión, donde producimos eventos, hacemos gestión de prensa, y trabajamos para que sus obras se lean en las universidades. Clarice es una escritora hermética, misteriosa, de difícil clasificación, pero con el tiempo su público se fue ampliando y hoy es una autora leída por mucha gente. Su lectorado ronda desde los 25 a los 45 años. 

 ― ¿Y por qué pensás que es considerada una autora “inclasificable”?

―Cuando Clarice se lanza a publicar sus primeras novelas en la década de los 40 fue muy mal recibida por la crítica de Brasil. En ese momento, en el país se estaba leyendo literatura regionalista e indigenista, y ella irrumpe con obras que se relacionan con el fluir del pensamiento. Entonces queda desclasificada a lo largo de los años porque no solo rompe con diversos modelos de literatura, sino que también rompe con ella misma cuando por ejemplo publica una novela como Un aprendizaje o El libro de los placeres, el cual comienza con una coma. Hay gente que hoy nos devuelve los libros porque piensan que están fallados. Además, escribió novelas que tal vez en su formato no parecían novelas, o crónicas que después fueron cuentos, y en el campo cultural brasileño todo eso resultaba incómodo.

 ― ¿Creés que su obra sigue en auge a nivel regional?

―Sin dudas. Cuando lees las obras de Clarice no sentís que sea una mujer que escribió en los años 40, 60 o 70; ella sigue siendo moderna y rupturista. Es posible continuar encontrando la novedad en sus obras cada vez que se la lee. Además, sus escritos no se estancan, siguen creciendo. Ella se ocupa de temas universales que interesan a todo el mundo, en todos los tiempos. Habla de la muerte, de la vida, de la soledad, del amor en sus diferentes formas, y se ocupa de ellos de manera profunda. En Clarice todavía leo literatura contemporánea. 

 ― ¿Y pensás que el trabajo de edición contribuye a mantener viva su obra?  

―Cuando traductores y editores nos reunimos para seguir repensando y debatiendo cómo Clarice diría una frase hoy, qué vocabulario utilizaría, de qué modo la replicaría, es porque su obra está viva; si no, no tendríamos dudas. Clarice está viva porque está viva su literatura. Y de algún modo, a través de las traducciones y ediciones de su obra, ella sigue escribiendo. 

 

 

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