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Mundial de Escritura, el arte colectivo

Desde el 26 de octubre hasta el 17 de diciembre de 2020, cuando se anunciaron las y los ganadores a través de su perfil de Instagram, se llevó a cabo este evento, que convocó a más de ocho mil participantes. Realizamos un recorrido por la propuesta, guiados por el escritor y tallerista Santiago Llach

Inscribirte, integrarte a uno de los equipos, sumarte a un grupo de Whatsapp, recibir consignas diarias por correo electrónico, debatir las consignas con tu grupo, subir el texto a una página web, no menos de tres mil caracteres por día. Así durante dos semanas. En el medio, decatlones de escritura, banquetes literarios, Mundial de Poesía. Luego, selección y corrección colectiva de los textos, a la manera de las rondas, pero mediada por pantallas. En el Mundial de Poesía, la votación del público vía redes sociales se suma a la del jurado, los jurados, ¡qué jurados! A primera vista, el viaje se trata únicamente de construir un hábito, pero también de animarse, partiendo de una horizontalidad que las redes, con las orientaciones adecuadas, pueden facilitar. Un viaje cuyo objetivo es “convertirse en una plataforma de intercambio de saberes y experiencias respecto de la escritura creativa”, tal como se expresa en sus redes, con perfiles que rehúyen a toda solemnidad e incluyen memes y viñetas cómicas. Redes que funcionan como puertas de entrada del mundo virtual a este viaje que también -sobre todo- es colectivo. Un viaje que iniciamos y transitamos por Whatsapp, Instagram, You Tube y Twitter. Un viaje transmediático, que pone en valor, al tiempo que desacraliza: da igual si sos o no consagrado, consagrada, estamos todos aquí jugando a la escritura. Sí, jugando, gracias a las consignas diarias que invitan a desarmar poemas conocidos, a atender un sonido y seguirlo, a crear una entrada de Wikipedia para elementos que no existen en el mundo, a empezar por el final o a tomar un cuento de hadas y convertirlo en un policial. Un sinnúmero de técnicas lúdicas para estimular la escritura, que nos llevamos como bagaje, tras un mes y medio de vorágine literaria.

¿De qué estoy hablando? De un viaje que se hace a través del celular y la computadora y se conoce como Mundial de Escritura. Un viaje muy bien inscrito al contexto que lo ha visto nacer o, más precisamente, al contexto que lo ha gestado.

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Literatura y digitalización

Asistimos actualmente a una profunda transformación de la cultura literaria tal como la conocíamos. Con escritores y escritoras emergentes que promocionan sus trabajos en las redes; editoriales independientes que venden más en ferias virtuales que en las ferias tradicionales -esas que este año no pudieron concretarse-; clases, talleres y conversatorios que permiten el intercambio con autores, a quienes antes conocíamos a través del papel o por entrevistas lejanas en la TV. Escritores famosos -como el caso de Stephen King- convertidos en influencers políticos en redes sociales, para bien o… no tanto -con perdón de mi siempre querida J.K. Rowling-. El fenómeno de la fan-fiction, en el que miles de adolescentes demuestran que, para ellos y ellas, leer también es escribir. “Ahora, más que nunca, la lectura está de moda. Otra prueba de que Internet promueve la lectura, sobre todo entre adolescentes y jóvenes de entre 16 y 25 años, es la aparición de los llamados booktubers, aquellos que graban y suben a Youtube vídeos frente a la cámara hablando de los libros que leen, sus expectativas, impresiones, sus lecturas favoritas y demás experiencias con el mundo del libro”, afirma Rosa Galisteo en “Literatura e Internet: La Literatura Anónima”.

Si la digitalización se convirtió en un terreno capaz de habilitar estos fenómenos, el año 2020 pareció haber llegado para acelerarlos. Y aunque esta nota no pretende desconocer las profundas desigualdades que también expuso la pandemia, incluso en el mercado editorial, se propone abordar un caso concreto en el que la virtualidad ha venido a aportar -y a revolucionar- a esa cultura literaria.

*¿Quién es Santiago Llach?

Se define a sí mismo como “una persona que se ha dedicado a la literatura”, con la voz suave de quienes sienten pudor al tener que auto referenciarse. “Casi tendría que decir, copiando al maestro Borges, que soy un lector. Es lo que más me gusta hacer. He publicado en algunos libros de poesía, y fui encontrando mi trabajo en la combinación de deseo y de deber al coordinar talleres de escritura, más allá de trabajar como escritor y traductor. (…) Pensar en la literatura, en el lenguaje, leer las obras literarias, sin dudas, que es un proyecto en un punto bastante personal, pero y eso lo he aprendido en mis talleres, también es colectivo, parte de una comunidad”.

Más allá de su propia impronta, detrás de toda gran obra hay una red de muchas personas. Y a esto Llach lo tiene muy presente, cuando se detiene unos cuantos minutos a enumerar uno por uno a cada integrante del equipo del Mundial, así como a las amigas y los amigos de la literatura “que han participado tanto de la consignas como de los jurados”. Nombres como Beatriz Sarlo, Fabian Casas o Leila Guerriero. “Pequeños lujitos” como él los llama.

 

Mundial de Escritura

El Mundial de escritura es “un juego para estimular el hábito de escritura”, tal como se presenta en su Sitio Web. “Surgió como tal justo cuando sobrevino la pandemia y se instaló la cuarentena”, expresa Santiago Llach, alma mater de este proyecto*. “Fue medio casual eso, porque en realidad es una competencia que se jugaba hace mucho en mis talleres y que realmente yo tenía muy comprobado que era divertida y estimulaba el hábito”.

“Es que, escribir solo a veces es difícil” afirma el también escritor. Por eso, “al traer un objetivo concreto, sumarlo al deadline y a la responsabilidad ante el resto, te termina impulsando. En un punto, es como un taller de escritura: vas todas las semanas y estás obligando a escribir”.

¿Por qué Mundial? Porque se gestó en un grupo “en el que había varios futboleros. Le pusimos el Championat, nombre irónico que refería a la primera división del futbol francés”, expresa Llach, quien recuerda que tanto la organización como el nombre fueron “muy espontáneos” y dieron con un mensaje en Twitter.

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Un viaje colectivo

“La escritura siempre tuvo un componente colectivo: juntarse con otras personas para cotejar los textos, hacerlos circular, pensarlos y leerlos con y para otros. Inevitablemente, como en todas las artes, hay imitación, movimientos que trabajan estilos o formas y crean su propia identidad, en relación con lo anterior, y otros que buscan formas nuevas”. Sin dudas, “el mundial es una expresión más de que el arte siempre es colectivo” expresa Llach, quien reconoce que “con la literatura hay una equivocación de que el escritor es alguien escribiendo solo. Esta época en la que todos escribimos y, sobre todo, publicamos de manera instantánea, parece venir a contradecir ese mito. No sólo está cambiando tantos aspectos de la vida pública y privada, sino que también hay un interés renovado en el arte de la escritura. Y creo que la tradición literaria tiene mucho para decirle a aquellos que escriben y publican en internet”.

“Nunca pensé que me iba animar”; “Estoy escribiendo todos los días más de tres mil caracteres”; “Después de trece días de escritura, tengo que postular uno de mis textos, qué nervios”; estas y otras expresiones compartían las y los participantes desde sus redes sociales. No caben dudas de que no se sale igual del mundial y ese es un mérito del que debería preciarse toda “buena” obra literaria. Al buena lo pongo entre comillas, porque a lo que anima esta propuesta es precisamente a encontrar el placer en la escritura sin preocuparse demasiado, al menos al principio, de todas las categorías que debe contener ese “buena”. Como cuando se es niño, niña, y se juega por jugar. Si se gana, mucho mejor, pero qué placer encontrarse con el grupo de amigos y hacer algo por el puro placer de hacerlo. Una actividad inútil, como quien dice. Quizás por eso, este mundial sea tan convocante, porque nos retrotrae a esas tardes en potreros o campitos, sólo que esta vez el juego es sobre una hoja o, bueno, un espacio en blanco en un sitio web. Qué más da.  Ya habrá tiempo luego de pulir, de resumir y seleccionar, las exigencias que toda disciplina impone cuando se avanza, las exigencias que el mismo equipo se encargará de imponer, el mismo que te va a leer, el mismo que se animará a compartirte sus obras, las mismas que, como las tuyas, nunca serán sólo suyas.

Lo que deja la tercera edición

El texto ganador del último mundial se titula “La Luchita” y lo firma el mexicano Dalmau Costa Villegas del equipo En Palabras, que se consagró como campeón del Mundial.Al Mundial de Poesía lo ganó el poeta argentino Ignacio Valiente con “Nacido sordo”. El Mundial Sub 12 lo ganó el texto “Clima de cumpleaños”, de Sarah López Nogueira, del equipo Beteletras, campeón de su categoría.  Pueden leer todos los textos ganadores en www.mundialdeescritura.com El IV Mundial de Escritura ya está anunciado para abril 2021.

 

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