Claudio López Lamadrid (Primera parte)
Por Violeta Serrano
Cuando dialogamos con Claudio López Lamadrid acabábamos de recibir hacía bien poco la noticia de la muerte de Gabriel García Márquez, o Gabo, como lo llamaba él, que para eso era su amigo.
Aquí, la entrevista de Continuidad De Los Libros sobre quien hoy es uno de los hombres más influyentes del sector editorial en lengua española.
¿Hay días típicos en la vida de Claudio López Lamadrid?
El jueves se murió Gabo, el viernes dormí en Santander, el sábado dormí en Madrid, el domingo dormí en Ciudad de México, el lunes dormí en el avión de vuelta de Ciudad de México, el martes dormí en Barcelona que es mi casa, donde están mis hijos y mi perro, el miércoles estuve allí también, porque era Sant Jordi, el jueves dormí en Madrid porque estaba Salman Rushdie, y el viernes noche ya dormí en Buenos Aires. O sea, que día típico, últimamente no. Pero un día típico mío sería: levantarme temprano, pasear con el perro, ir a trabajar y ya está. Pero es que eso: yo viajo un montón.
O sea, nunca pasas un mes completo en Barcelona.
No, no, no. Yo para empezar a Madrid voy cada semana. Y viajo mucho también a América Latina.
¿Cómo fue el entierro de Gabriel García Márquez?
Fue muy mexicano y muy de Estado. Había unos 250 invitados, luego había como 15.000 personas de pie esperando para pasar. Ya digo, fue muy ceremonioso, como lo es todo lo mexicano. En España desde luego esto de velar las cenizas no se hace. Allí había guardias de las cenizas y la cosa es así. De repente cinco personas se ponen alrededor de las cenizas y las velan durante cinco minutos, se van, y vienen otros cinco. Entonces la primera guardia fue la de la viuda y los hijos, luego las intermedias –yo estaba en una, por ejemplo-, y la última de todas es la que hicieron el presidente Santos y el presidente Peña Nieto también. Fue una cosa muy de Estado, muy ceremoniosa, lo cual a él tampoco le “ponía” demasiado, como decimos en España.
Sí, pero no podía ser de otra manera.
No, no podía ser de otra manera. Él llevaba treinta años viviendo allí y toda la familia está muy agradecida con la hospitalidad mexicana.
Llevamos un año de bastantes “bajas”. ¿Qué otro gigante dirías que queda en pie?
Queda en pie Vargas Llosa, queda en pie…
De la misma altura, digo.
¿Vargas Llosa, no?
Sí, sí…
Y no se me ocurre así ninguno…
¿Y qué estabas haciendo cuando te llamaron para decírtelo?
No me acuerdo. Sé que me llamaron antes de que se enterara la prensa. Me llamó Carmen Balcells, porque le había llamado Rodrigo, el hijo. Y no, no estaba haciendo nada en especial. Estaba de vacaciones. Cortas. Justo empezándolas (ríe). En fin, lo que hablábamos con Carmen siempre es que Gabo era el escritor más popular en lengua española y es que, en realidad, era el escritor más universal, punto. Punto final. En cualquier lengua. Lo de Twitter fue una cosa asombrosa: Teju Cole, Rushdie. Carmen Ballcels me dijo que recibió llamadas y mensajes de presidentes, de Bill Clinton, de todos lados. Es asombrosa la universalidad de García Márquez. Asombrosa.
Cambiando de tercio. Quería preguntarte si crees que te hubieras dedicado a esto si no hubieses tenido las espaldas cubiertas económicamente.
No tengo las espaldas cubiertas.
¿Ah, no?
Mi familia sí, pero yo no las tengo. Trabajo y vivo de lo que gano. Otra cosa es hace unas generaciones.
Ya.
A mí lo que me gustaba hacer era esto. Somos seis hermanos. Yo soy el mayor. Los dos que van después mío, ambos trabajan con mi padre, y los dos ganan mucho más dinero que yo, porque ellos se dedican a lo textil y se ganan muy bien la vida, pero yo… Lo mío es al revés, es absolutamente vocacional. Yo estudié Derecho. En todo caso la cuestión familiar sí que es importante porque yo tuve la suerte de tener a mi tío (se refiere al editor Toni López), entonces en ese sentido sí. A mí me gustaban mucho los libros y él me los regalaba. Y yo lo primero que hice fue trabajar ahí, en Tusquets y conocer a Mariano Roca, que hoy es mi íntimo amigo. Con él es con quien empecé yo a trabajar ahí, borrando precios de la primera hoja de los libros. Yo he tenido la suerte de poder empezar en un sitio, cosa que está difícil hoy en día. Aunque también los hay que han hecho un máster y han entrado a trabajar como becarios primero y luego se han ido posicionando.
O sea que no es tanto un loco el que se pone a estudiar Letras.
No, el problema es que para trabajar en una editorial, no hay estudios propios. En España sí que hay bastantes Másters de edición. Y aquí si no los hay, empezará a haberlos.
¿Crees que un autor novel puede tener algún éxito si no comulga con la realidad de la vinculación constante a las redes sociales?
Yo creo que ayuda mucho pero no es necesario ni obligatorio. Yo conozco a muchos colegas de profesión a los que no les interesa esto. A mí personalmente me parece muy útil, porque me sirve mucho para dialogar con el público final. Bueno, y para enterarme de un montón de cosas. Por ejemplo, esta mañana me he enterado de que Patricio Zunini había sacado su libro sobre Fogwill y de cosas como esas si no, no me hubiera enterado. O tú, de vuestra revista no me hubiera enterado si no hubiera estado en Twitter. Entonces en ese sentido creo que es muy útil. Sin embargo hay muchos autores que descreen por completo. Por ejemplo Fabián Casas, que también lo entrevistaste, es un descreído absoluto y total. Pero también lo son autores más jóvenes.
Rodrigo Fresán dijo en una entrevista que los autores jóvenes leen mucho menos y que por eso escriben peor. ¿Estás de acuerdo?
No. Yo creo que él se referiría a los jóvenes en general. Eso sí, no leen menos, pero leen peor, porque leen en pantalla, de forma fragmentada. Por eso sí que creo que cada vez es más difícil que se lean libros de 400 páginas.
Como los de Fresán, precisamente.
Sí, exacto. Pero no solo eso, incluso te diría las películas. El éxito de las series de televisión, tiene que ver con esto: son piezas de 40 minutos. La gente presta atención durante ese tiempo, pero si tienen que ver una película de dos o tres horas ya es otra cosa. Luego hay casos incluso sorprendentes, por ejemplo, lo que ocurre con la literatura fantástica para jóvenes, que son enormes y se leen igual. Pero es raro.
¿Cómo te llevas con el ego de los autores?, ¿tienes mucha cancha, como dicen en Argentina?
(Sonríe). Me manejo bien. A los autores yo los entiendo. Son gente que está muy sola, que está en su casa escribiendo todo el día, pierden contacto con la realidad, ponen muchísima energía y muchísimo esfuerzo en algo que luego tiene poquísima compensación económica y, encima, una atención que a lo mejor dura como mucho un mes. Es desesperante. Hay que entenderlos. Pasarte la vida escribiendo, para luego cobrar 5.000 dólares –si los cobras- y ver que tu libro se publica y está apenas distribuido, no sale en los medios y desaparece de las librerías… Hay que ponerse un poco en su piel. Yo soy una persona muy impaciente ¿eh? Y a veces me pongo muy nervioso. Pero luego, a toro pasado lo pienso y claro, lo entiendo.
¿Crees entonces que los autores cobran poco o que cobran lo justo en relación a todo el proceso editorial?
En relación al proceso editorial, totalmente justo. Cobran poco porque se vende poco. Y te advierto que muchos autores cobran más de lo que venden. Es que si tuvieras que pagarles lo que realmente venden sería una miseria. En España se publican 60.000 novedades al año y es un país donde el índice de lectura puede estar a la altura de Turquía, ponle. Es una cosa imposible. Todo el mundo escribe, todo el mundo quiere publicar y la realidad es que se vende poquísimo. El mercado está destruido.
Y hablando de España, ¿crees que la vida cultural define al país?
Al país lo que lo define, por desgracia, yo creo que es la vida política. Hoy en día la vida cultural en España es muy triste, pero claro es que es muy triste lo que sucede. Es un país en el que el 84% del material que se baja de Internet está pirateado, un país sin subvenciones para el cine, un país en el que el Gobierno pone un IVA cultural del 21%.
¿Ese IVA cultural te parece una forma de censura?
No, me parece una forma de desprecio. ¿Qué censura? ¡Si es que les importa un huevo! A los gobernantes la cultura les importa menos que cualquier otra cosa, no tienen ningún reparo en poner un IVA del 21%.
Europa está muerta. España en particular. En cambio aquí, es todo… bueno, a mí me encantaría vivir aquí.
¿En Buenos Aires particularmente?
Sí, particularmente en Buenos Aires. A ver, es que cuando yo he pensado en venirme a vivir aquí, he tenido que pensar en mi hija, que tiene 17 años y entonces a México no me apetecía nada. Aparte aquí la gente es tan hospitalaria, tan acogedora.
¿Cuál es la diferencia entonces entre Madrid, Barcelona, México y Buenos Aires?
La verdad es que así como la industria sigue estando en España, y los medios de comunicación importantes y tal, creo que el presente y el futuro está aquí. En el sentido de que se ve que en España, hay un mercado que bueno, que cuando supere la crisis será un país de 40 millones del sur de Europa. Nunca va a ser Alemania ni Inglaterra ni nada de nada. Aquí en Latinoamérica hay una economía en ascenso: Perú, Chile, México, Argentina, que está acostumbrada a capear las crisis y no se queda sumergida.
Sí, totalmente.
Cosa que no pasa en España hoy. Allí hoy en día solo se habla de crisis, de que todo está muy mal.
Sin embargo, en Argentina hay un problema con el precio de los libros. No hay como en España un IVA cultural, pero siguen siendo muy caros.
El problema de Argentina son las leyes que han puesto que dificultan la importación. Esto impide estrategias conjuntas de Latinoamérica, por ejemplo, hacer tiradas pensadas para todos los países. Una tirada que sirviera para aquí, para Chile, etc. Hay que empezar a pensar más en un eje norte a sur, desde EEUU hasta Chile y mover los autores en esta dirección. Yo intento decirles siempre a los autores que son de aquí que tienen que triunfar primero en su país. Es que en España no les interesa nada, del mismo modo que a los argentinos no les interesa un carajo la literatura que escriben los autores españoles. Nunca les interesó. Les ha interesado mucho menos a los latinoamericanos la literatura española que al revés. Y es que hoy por hoy en un mercado tan castigado como el español, con tanta dificultad para la venta, los autores latinoamericanos tienen que intentar triunfar primero en su país, construirse un nombre y luego ir creciendo alrededor. Pasar por ejemplo de Argentina a Chile, y luego a Perú, y a Uruguay, y así. Si España al fin y al cabo es una cuestión de… bueno, es que a mí me recuerda a lo de las presentaciones de libros, que es una cosa que sólo se hace para mimar el ego del autor y para sus amigos, porque no tienen ningún otro sentido. Esto es un poco lo que es España hoy en día. Sirve sí, para salir en Babelia y dos cosas más, pero no sirve para ventas efectivas y reales.
Sí, pero todavía está en el imaginario.
Sí, efectivamente.
Y sobre autores argentinos, ¿me puedes decir cuál es tu predilecto?
A ver, mis predilectos son mis amigos. (Reímos). César Aira, Rodrigo Fresán. Sí, si tuviera que decirte te diría eso, César y Rodrigo, que son autores que verdaderamente he seguido desde hace mucho tiempo y que me daría verdadera lástima perder. Pero también podría decirte Fabián Casas, pero es que también está Patricio Pron. Es que claro, si pones a Rodrigo y a César luego llegaré a Madrid y Patricio Pron se va a coger un rebote que vamos.
Claro, es el riesgo de la pregunta.
Pues pon que mis autores favoritos son los que me han acompañado hace más tiempo, que son Rodrigo y César. Pero es que hay otros autores que me interesan igual, como Pron, que me interesa mucho.
Dices que hay tanto flujo de publicaciones en el mercado, que, en un punto, para meter a un autor nuevo, hay que sacar a otro. ¿Qué tiene que tener el nuevo entonces para que te convenza?
Mira, si te convence, te convence: entra. Yo por ejemplo ahora tengo todo cubierto ya, pero si me llega un manuscrito de un autor nuevo, no voy a dejar de contratarlo porque tenga todo ocupado. Pero lo que sí que tendré que decirle es que la publicación tiene que esperar.
Lo que sí te puedo decir es que estamos rechazando muchos manuscritos que están bien, muchos. ¡Es que no hay espacio, es que no puedo! Porque no puedes tratar bien los libros si no y yo publicar un libro que sabes que vas a tener que desatender… pues no. Muchos creen que es una excusa, ¡pero es que no! El año que viene ya tengo por ejemplo seguro la novela de Pamuk, la novela de Rushdie, etc. luego tengo también novela nueva de Pron, novela nueva de Aira, o sea, solo con la gente que tengo en mi catálogo ya me queda muy poco espacio para nuevas voces. Lo que estoy procurando ahora es trabajar un autor de lengua española por mes, para así posicionarlos mejor. Por ejemplo ahora en septiembre saldrá Sergio del Molino, en octubre Belén Gopegui, luego Zúñiga. Se trata sobre todo de que la gente se entere de que existen.