Milena Busquets

Milena Busquets: «Hacer libros es el trabajo más bonito del mundo»

 Milena Busquets (Primera parte)
Por Dolores Caviglia

La escritora española, hija de la creadora de la editorial Lumen, presentó en la Feria del Libro de Buenos Aires su segunda obra, También esto pasará, un intento por eternizar el amor máximo que sintió por su madre y que la marcó de por vida.Milena BusquetsExisten preguntas que jamás podrán encontrar respuestas. Cuestiones algo científicas, como el origen de los tiempos; o filosóficas, como la existencia de la objetividad; o simples y cotidianas, como sentarse frente a una persona y consultarle qué hubiera ocurrido si no hubiera hecho lo que hizo. El plano de la probabilidad, el engorroso plano de la probabilidad.

Preguntarle a Milena Busquets a qué se hubiera dedicado si no fuera a los libros es meterse de lleno y con calzado de hierro en ese pantano. La libertad. El destino. La capacidad de elegir. La marca del pasado.

Milena es hija de Esther. Esther Tusquets. La fundadora de la exitosa editorial Lumen, esa que publicó obras de Virginia Woolf, de Umberto Eco, a Mafalda; la misma que vendió al gigante Random House cuando entendió, cuarenta años después, que ya no tenía la misma fuerza. Y pese a que cuando tuvo que anotarse en la universidad la carrera que eligió no tenía a simple vista nada que ver con el mundo de las publicaciones, a sus 44 años ya escribió dos libros: el primero, algo tibio para ella, Hoy he conocido a alguien; el segundo, un huracán que lo barrió todo: las expectativas de los que le tenían fe, la arrogancia de los que no apostaban por ella; el interés de firmas alrededor del mundo; el de la industria del cine.

También esto pasará es el título de este torbellino y se lo dio su madre, alguna de las tantas noches, durante su infancia, cuando le contó la historia de un emperador que pidió a los más sabios de sus tierras una frase que pudiera servir ante cualquier circunstancia. “También esto pasará” es su forma de decirle a Esther lo mucho que la quería. Es una carta a ella, una más de las muchas que se mandaron siempre en vida.

Milena Busquets ¿Qué objetivo tenías en la cabeza cuando te pusiste a escribir?

No me di cuenta que iba a ser una novela hasta las primeras 30 páginas, porque al principio no sabes mucho lo que va a pasar. Puede ser que tengas una idea que esté buena pero después ves que narrativamente no consigues armarla. Entonces, cuando empecé a escribirla, me encontré con un agente y me animé a mandarle las primeras páginas y allí me dijo que era muy bueno, que era muy poderoso, que por qué no continuaba. Y encones continué y me di cuenta que podía ser una novela.

Sabía que la acabaría. Ese era mi objetivo. Y me daba igual lo que sucediese después, si la publicaban o no. Pero nunca pensé que pasaría lo que ha pasado. Mi objetivo era acabarlo, más allá de esto no tenía ninguno práctico. Emocionalmente, era dejar testimonio del amor que le había tenido a mi madre. Porque me di cuenta que el último año había sido un año vivido en torno al vacío.

Con mi madre las dos éramos muy salvajes, teníamos mucho carácter, ambas éramos capaces del máximo amor y del máximo odio. Y me quedó esa sensación de que pese a que los dos últimos años habían sido tan duros, habíamos tenido 38 antes con altibajos pero muy muy felices. Y en un momento entonces quise contar esta historia. Pero no pensé que tanta gente se sentiría identificada.

¿Para vos qué fue lo que atrapó a los lectores?

Que es una historia que le puede pasar a cualquiera.

Milena Busquets

¿Se puede escribir sin meter mano en la autobiografía?

Yo creo que uno escribe con todo lo que es. Uno escribe como mujer, como mujer nacida en una parte del mundo, como mujer nacida en una parte del mundo y en un entorno… Si escribes honestamente, escribes con todo tu ser. Yo creo que aunque escribas un libro sobre la época medieval, lo que hace a un libro único es la voz del narrador, y esa voz proviene de todo lo que eres. Infancia feliz y desgraciada, lo que tuviste, lo que te faltó, lo que deseaste. Esto es lo que hace un libro único, las historias son las mismas, todos hablamos de lo mismo: del amor, de la muerte, de la pérdida. Todos somos muy parecidos. Aunque escribiera un manual de una aspiradora, se notaría que soy yo. Aparte del tono, es importante tener una mirada como escritor.

¿Cuesta encontrar esa mirada?

Si, cuesta encontrarla pero va llegando y vas practicando y de una forma muy natural. Es como ir metiéndote en un túnel y acabas encontrándote de alguna forma. Pero después hay que cultivarla, hay que estar atento a lo que te rodea. Mirar al mundo, no estar al margen.

¿El blog que llevaste por años te sirvió para ello?

Según mi editor, según mi madre también, sí. Encontré mi voz en el blog. El hecho de escribir semanalmente, estar obligada, eso ayudó; aunque era solamente para mí, no cobraba ni un peso. Tenía libertad, no era para nadie. Podía decir lo que me apeteciese. Y creo que fue ahí donde empecé a trabajar la voz de la novela, que será la voz del próximo libro también porque no creo que vaya a cambiar de tono, no puedo ver las cosas de otro modo.

Milena Busquets

Sos hija de una de las editoras más famosas del mundo de los libros en habla hispana, ¿cómo fue crecer como tal?

Muchas cenas con escritores. Yo lo veía como algo muy normal. Siempre me gustó escucharlos, me gustaban los adultos desde niña. No me dejaron estar en las reuniones hasta tarde, los 12 años creo, pero podía pasar, estar en un rincón con la oreja puesta para ver qué decían. Era divertido. Compartí mesas con Umberto Eco, Carlos Barral, Ana María Matute, toda la gente que estaba en el ambiente. Eran muy divertidas, nos reíamos, hablaban de todo. Eran cena de amigos, de esos que tiene cualquier persona.  Jamás tuve el sentimiento de presenciar algo increíble.

¿Qué podés contarnos de ese próximo libro?

Por ahora estoy promocionando este que en algunos sitios no ha salido aún, como en Estados Unidos e Inglaterra. Pero en el estado en que estoy, saltando de país en país, es muy difícil escribir. Mi idea es seguir con el libro y si debo diré que no a la promoción para ponerme a escribir. Dependerá de los eventos.  Hay un momento en que deberé parar y empezar a armar todas las cosas que tengo. Pero no hay que escribir desde el aburrimiento, hay que hacerlo desde la cotidianeidad.

¿Por qué?

Porque en la historia es muy importante el hilo, hay que estar todo el tiempo conectado. El hilo es como una corriente de electricidad que pasa por todo el libro; si pierdes eso, la gente se aburre. Aunque estés haciendo otras cosas, a pesar de ello una parte de tu cerebro está ocupada en la historia.

¿Pensás que por ser quien sos estabas destinada a escribir?

Jamás creí en esto del destino. Me pasó todo lo contrario, en un momento me planteé que este era un mundo que no había elegido. Y los mundos se deben elegir, los amores, la profesión. Deben ser actos conscientes. Entonces me alejé un poco, pero bueno también pasó porque me había arruinado con la editorial y pensé que era tiempo de tomar un poco de aire. Necesitaba saber en qué lugar encajar, porque ya había hecho de todo: prensa, periodismo, café, editora; entonces, pues di un paso atrás, trabajé en una marca de moda de bolsos, en una revista… Hasta que de repente me puse a escribir la novela: volví a entrar pero por otra puerta, por otro lugar.

Ojo, también me gusta muchísimo traducir, que es otra faceta del mundo editorial y que no descarto volver a hacer porque es un ejercicio muy distinto e interesante, es un reto. Es muy difícil, es un ejercicio mental no intuitivo. Pero hacer libros es el trabajo más bonito del mundo.

Milena Busquets

 

Continuará…

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