Carlos Vitale

Carlos Vitale: Respirar poesía

 Por Isabel-Cristina Arenas

 “LA PUERTA CONDENADA: De niño, en el barrio, se relataba la aventura de un vecino que había sobrevivido a un naufragio flotando durante una semana sobre una puerta. Desconozco quién era e incluso si la peripecia acaeció de verdad, pero no dejo de meditar en ese hombre, azul y agua, negro y agua, asido a una puerta por la que no es posible huir.” Carlos Vitale 

Carlos Vitale

Foto: © Francesc Fernández

Por favor, lea, viva, propague, compre, defienda, sueñe, comparta, beba, regale, haga, consuma, lea… escriba poesía. Es el gif que cada cierto tiempo postea Carlos Vitale (Buenos Aires, 1953) en su perfil de Facebook. “Intento que sea literario”, dice y sin duda lo es. Pronto llegará al tope de los 4000 amigos, gente interesada en sus publicaciones relacionadas solo con poesía; nada de selfies, culto al ego, o vacaciones de verano. En sus fotos aparecen, por ejemplo: Maria Àngels Anglada, Gabriel Ferraté, Eugenio Montale, Pier Paolo Pasolini, Cesare Pavese, Marius Torres, Giuseppe Ungaretti o Joan Vinyoli, junto a poemas traducidos por él, así como extractos de los libros que ha escrito durante su carrera.

Aterrizó en Barcelona en 1981 y vive en esta ciudad desde entonces. Como muchos, llegó a estudiar y se quedó; y como pocos, ha resistido los momentos duros de vivir de la literatura. Buenos Aires representa los amigos, la familia, las calles y la música, pero su vida está aquí; y los nueve meses iniciales se transformaron en 35 años. Vitale conserva intacto su acento argentino, solo ha cambiado algunas palabras por necesidad de comunicación, pero su música sigue ahí. Se siente cómodo en castellano, catalán o italiano, “continúas hablando con la gente en la lengua en que la conociste”. Él va de uno a otro con facilidad. El italiano está en su sangre por parte de su madre, el castellano es el idioma de la patria y el catalán es su vida diaria. Se siente poeta más que narrador, y aunque en su adolescencia pensó en escribir novelas u obras de teatro, se decidió por el micro-relato y la poesía.

Es Licenciado en Filología Italiana y Filología Hispánica y alterna la traducción con la escritura de sus propios textos. Su jornada dura todo el día, incluidos fines de semana; “horarios infinitos”, dice. Debe aprovechar porque nunca se sabe si vendrá otro libro para traducir o no, y quedarse sin trabajo es tener demasiado tiempo libre en el que solo se puede pensar que no se tiene trabajo. “En realidad lo que habría que hacer es ser rico”, concluye, y como él mismo escribe en uno de sus micro-relatos: “LÁSTIMA: un buen ejemplo de que el dinero no hace la felicidad. Lástima que haya tantos contraejemplos.”

En sus jornadas sin tregua escucha tangos instrumentales como Astor Piazzolla, Horacio Salgán, Aníbal Troilo o el grupo Sexteto Mayor. Así evita perderse en las letras de cada canción y concentrarse en el texto que tiene por delante. Y aunque dice no llevarse bien con la tecnología, tiene tres blogs activos: uno de poesía catalana, que por ahora es solo de poetas ya fallecidos y supera los 30 autores; otro de poesía italiana del Siglo XX y XXI, con 500 poemas publicados traducidos por él; y otro para sus obras, relatos cortos llenos de ingenio, dolor y verdades. Es un bloguero por placer, “gratis et amore” dice.

 

Vitale es un twittero natural que no se ha decidido a abrir una cuenta en Twitter por falta de tiempo:

“SUS RAZONES TENDRÁ: Por algo será que el espejo me devuelve la imagen.”

“DEMASÍA: ¿Cómo es posible que todos los años hayan sido el peor año de mi vida?”

“QUIEN PAGA MANDA: Mi peluquero insiste en que no me estoy quedando calvo.”

“GATO POR LIEBRE: Estoy harto de los antipáticos que se hacen pasar por tímidos.”

“MICROECONOMÍA: Tiempos de crisis: sumo lo que no gano.”

Extractos de Descortesía del suicida (Candaya, 2008)

 

Entre sus poetas de cabecera están Rafael Cadenas, Dino Campana (por el que recibió el premio de traducción Ultimo Novecento, 1986), Antonio Gamoneda, Eugenio Montale (Premio de traducción Ángel Crespo, 2006), Olga Orozco, Alejandra Pizarnik, Salvatore Quasimodo, Umberto Saba (Premio de traducción Val di Comino, 2004) y Giuseppe Ungaretti. Comenta que el oficio de traductor está desprestigiado y mal remunerado, que es difícil encontrarle el lado positivo si se piensa en el dinero. Otra cosa es traducir: “tiene una parte de sufrimiento y de placer, además, a veces se considera un pago solo el publicar la traducción de un poeta al que se admira”. Ya son más de cien autores traducidos y sesenta y cinco libros de poesía los que tiene en su record. 


 Participación de Carlos Vitale en el IX Festival Internacional de Poesía Moncayo

Es autor de Códigos (1981), Confabulaciones (Premio de Poesía Ciudad de Zaragoza, 1992) y Fuera de casa (2004), entre otros. Unidad de lugar (2005), fue su primer libro editado en Candaya seguido por Descortesía del suicida (2008), 99 micro-relatos llenos de verdades e ironía acerca de la vida: “En la estación de Can Boixeres una mujer protestaba por la detención de los trenes. En la estación de Sants un hombre se había arrojado a las vías. En la estación de Can Boixeres una mujer protestaba por los constantes suicidios en las horas de máxima afluencia de público”. Este año Vitale publicará Duermevela, también con Candaya, que incluye poesía breve y textos en prosa escritos entre 1986 y 2016. “Es muy difícil encontrar hoy en día editores como ellos, con quienes tengo la seguridad de que mis libros siguen vivos”, dice refiriéndose a Olga y Paco Candaya, dueños de la editorial.

 

Códigos(1981), textos y voz de Carlos Vitale.

La voz pausada de Carlos Vitale invita a continuar la conversación en forma indefinida, a que pase el tiempo sin pensar que existe. Ya es hora de volver a leerlo en un nuevo libro y de oír sus textos en voz alta. Carlos Vitale, respira y vive poesía.

 

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