Sobre Relatos Salvajes, de Damián Szifrón
Por Ernest Riera Rott
Reconozco que el nombre de Damián Szifrón me dejaba del todo indiferente hasta hoy. No había visto ninguna de sus producciones audiovisuales –ni aquellas destinadas al cine ni a la televisión- y ni tan siquiera recordaba el paso del filme Relatos Salvajes con éxito de público y crítica –lamentablemente no fue reconocida en el palmarés pese a esos más de diez minutos de ovación tras el pase- en el pasado festival de Cannes. No obstante, hace algo más de tres semanas, esta película, así como sus protagonistas empezaron espontáneamente a formar parte de mi cotidianidad gracias al hábil diseño y al buen funcionamiento de su aparato de marketing: la ciudad está inundada de afiches promocionales del filme –es del todo imposible permanecer ajeno a su estreno-; en mi cuenta de Facebook he recibido una y mil veces invitaciones para visualizar su tráiler –lógicamente acabé cayendo y he de reconocer que tuve que verlo varias veces porque me impactó- y el intenso debate sobre la inseguridad que acecha a la Argentina y en la que se vio envuelto el director y parte del elenco protagónico en su visita al programa de Mirtha Legrand, con su posterior revuelo mediático. Tres factores que me empujaron a ser uno más entre los miles de argentinos que han llenado las salas en el fin de semana de su estreno.
Acudí al complejo de cines a primera hora de la tarde. Estaba lleno a rebosar y pese al calor inquietante al no funcionar el aire acondicionado (enciérrense en una sala con 150 personas más con una sensación térmica rondando los 25º) nadie hizo ademán de marcharse, ni tan siquiera un simple aspaviento de incomodidad. No falto a la verdad si digo que todos los allí congregados permanecimos anclados y con los ojos como platos ante esa sucesión de seis historias (sería más conveniente decir un prólogo y cinco relatos) que aparentemente nada tienen que ver la una con la otra, salvo un mismo hilo conductor: la violencia.
Como seis son las historias narradas, seis serán también las razones o motivos que esgrimiré por los que resulta imprescindible acudir a ver esta película:
Foto: vorterix.com
1). Un producto brillante. Si esto fuera un baile de graduación, Relatos Salvajes sería esa chica de la que todos están enamorados y sueñan con convertirse en su acompañante. Así, es esa película que cualquier cinematografía que se precie desearía para sí. Todo brilla en este excelente producto audiovisual: se trata de un cine de género brillantemente filmado y medidamente interpretado, con presencia de los actores más destacados del cine argentino actual, con un guión poderoso que se empecina -y aquí reside su mérito porque lo consigue- en no dar tregua al espectador invitándole de forma continuada a pensar a una velocidad endiablada en lo que acaba de ver y a cuestionarse su comportamiento si tuviera que enfrentarse a cualquiera de las situaciones que se narran. ¿Actuaríamos de la misma manera en la que lo hacen los protagonistas si estuviéramos en su misma tesitura?
2). La violencia. Los episodios están hilvanados por un mismo leitmotiv, la violencia, en su punto más álgido y descarnado; una violencia que estalla de manera irremediable cuando el protagonista se sale de control dejando a la intemperie su lado más salvaje, irracional y primario, en una situación que nace aparentemente en los márgenes de una cotidianidad tan simple y llana como absoluta. Un análisis más reposado nos permite afirmar que el verdadero hilo conductor es lo absurdo que puede llegar a ser el comportamiento humano ante hechos que, cuando explosionan, pueden convertir en monstruos a sus protagonistas. La película viene a decir que todos convivimos con una bestia que puede aflorar en cualquier momento bajo una situación de descontrol, crispación, enajenación o venganza.
foto: vorterix.com
3). Queremos más. Las historias narradas tienen vida propia pese a aparecer con las alas cortadas. Si tienen la extensión que tienen es por obra y gracia de su director y guionista, Damián Szifrón. Huelga decir que todas y cada una de esas seis situaciones tensas que bordean los límites de la locura podrían perfectamente funcionar como películas con una identidad propia y no aparecer simplemente con su patrón narrativo ahogado. Nos interesa el combate entero, no únicamente su round decisivo. Es cierto que sólo asistimos a la punta del iceberg, al hecho desencadenante y a su resolución, pero afloran multitud de preguntas que sólo podemos responder a través de nuestro imaginario (no sé si menos brillante pero sí muy diferente al del director).
4). Las tramas. Una de las palabras más en boga en la actualidad es “spoiler”. Para no caer en la trampa de desvelar detalles de las tramas que contaminen el visionado de futuros espectadores, sólo apuntaré vagamente los trazos que las definen. La primera de ellas, “Pasternak” transcurre en un avión en el que todos los pasajeros comparten algo más que un simple vuelo. En “Las Ratas”, una moza de un bar de carretera debe enfrentarse con el hombre que arruinó la vida a su familia. En la tercera de las historias, denominada “El más fuerte”, dos automovilistas hostiles mantienen una pugna que recuerda a un viejo capítulo de la serie Alfred Hitchcock presenta y a la película Duel de Steven Spielberg. Siguiendo con el cuarto episodio, “Bombita”, un ingeniero experto en demoliciones se rebela contra un sistema que considera corrupto y negligente cuando no es atendido al hacer un reclamo. El penúltimo episodio, “La propuesta” se centra en el poder del dinero y en su capacidad para maquillar y resolver aquellas situaciones que se les indigestan a los más pudientes. La última de las historias, “Hasta que la muerte nos separe” muestra la hipocresía y esas medio verdades que permanecen soterradas y que saltan a la luz en el momento más inoportuno.
foto: vorterix.com
5) El elenco. Una película que reúne a todo un star system de distintas generaciones, a actores de la talla de Ricardo Darín, Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia, Óscar Martínez, Rita Cortese o Érica Rivas justifica por sí solo su visionado. Es un sacrilegio si con semejante elenco uno no se decide a acudir a una sala de exhibición.
6) Los títulos de crédito. Szifrón apuesta por una brillante secuencia de animales presentados en su hábitat natural, obviamente, salvaje.
Hacía tiempo que no veía una película de tal magnitud. No pierdan más el tiempo leyendo estas líneas: acudan a su cine más cercano y déjense deleitar por la propuesta de Szifrón. Sólo me cabe desear que el director no tarde otros diez años en presentarnos una nueva película.
Relatos Salvajes
Dirección y Guión: Damián Szifrón
Género: Thriller/Comedia
Origen: Argentina, 2014
Duración: 122 minutos
Apta para mayores de 16 años
Estreno en Argentina: 21.08.14