“A la memoria de Lovecraft, escriptor de sciencia fiction, que morí perseguit pels éssers invisibles” (Joan Perucho).
H.P. Lovecraft (Providence, 1890-1937) lleva mucho tiempo entre nosotros. Fue el escritor barcelonés Joan Perucho –del que se cumple este año su centenario- el primero en hablar de Lovecraft en nuestro país. En 1954, durante el transcurso de un viaje a Francia, leyó una traducción del relato The color out of space publicado por la editorial «Présence du futur», que en ese momento dirigía Louis Pauwels. Su lectura le causó tal impresión que fue el germen de su relato Amb la técnica de Lovecraft. Según recordaba Carlos Pujol, esta narración contenía “un universo turbador, extrañísimo, que no es reflejo inmediato del vivir, sino que, como indica su título, sale de la lectura (…). El horror descrito como presencia abominable que no se hace visible, del que sólo tenemos testimonios esquivos e inconcretos, ‘algo parecido a una corriente de aire’, pero ‘sólido y opaco’ que flota sobre la realidad”. Estas palabras del poeta catalán muy bien podrían aplicarse a toda la obra del, así llamado por sus seguidores, Maestro de Providence.
Sin embargo, fue Rafael Llopis quien, en 1969 con la edición de su ya legendario compendio Los mitos de Cthulhu, dio a conocer a Howard Phillis Lovecraft, un autor de culto en todos aquellos lugares donde ha sido publicado.
El cómic, con su poder evocador y esa capacidad de sumergir a todo lector en el ambiente que describe, no podía dejar de homenajear a un autor cuyas obras de terror cósmico y profundo misterio tienen una componente visual tan poderosa. Desde principio de los años cincuenta, con la publicación de Experiment…In Death, que recreaba la narración Herbert West, reanimador, las narraciones de Lovecraft no han dejado de adaptarse a la banda diseñada. Recientemente, «Ediciones Oberón» y «Diábolo Ediciones» han publicado dos libros que tienen a Howard Phillips Lovecraft como protagonista.
En Howard P. Lovecraft. El escritor de las tinieblas (Ediciones Oberón) se recrea los últimos doce años de la vida del escritor norteamericano. El guión de Alex Nikolavitch, autor de Les dieux de Kirby, entre otras obras, nos introduce en la misteriosa biografía del escritor de Providence. Lo vemos en 1927 paseando por las calles de Brooklyn (Nueva York), o en una visita turística al Nueva Orleans de los años treinta; momentos excepcionales en una vida de reclusión. Podemos seguir a Lovecraft en el proceso de escritura de algunas de sus obras más destacadas, como El horror de Dunwich o El caso de Dexter Ward, una de sus novelas más misteriosas, o reelaborando las obras de otros escritores que requerían sus consejos; Lovecraft llegó a crear una tabla de honorarios por estos servicios, los cuales le reportaban más beneficios que sus propios escritos.
Howard P. Lovecraft. El escritor de las tinieblas tiene el acierto de incluir fragmentos de la extensa correspondencia que Lovecraft mantuvo con otros escritores y admiradores de su obra -se dice que llegó a escribir más de cien mil cartas-, entre ellos Samuel Loveman o Robert E. Howard, creador de Conan y fundador del género heroic fantasy. Las ilustraciones, de gran poder de sugestión, están realizadas por Gervasio Benítez y sus colaboradores, Lara Lee y Carlos Aón. Todos ellos pertenecen al argentino «Studio Haus», desde donde dirigen el sello La Productora, especialista en cómics.
Por su parte, «Diábolo Ediciones» presenta el libro H.P. Lovecraft. Vida y obra ilustradas. Se trata de una pequeña encyclopédie ilustrada con más de cien epígrafes. Su autor, Agustín Conde de Boeck, desarrolla una visión introductoria y sistemática de la vida y la obra del Solitario de Providence. Es un libro que puede ser muy útil tanto para los que se inician en la obra de Lovecraft, como para aquellos que la conocen pero desean revisitarla. A diferencia de otros libros que se han escrito sobre el escritor norteamericano, Conde de Boeck se centra en la “evolución interna de la obra del autor (de Providence)”, omitiendo “los desarrollos posteriores que tuvo su mitología tanto entre los escritores del Círculo y de los posteriores seguidores como en el seno de la cultura de masas”. En este sentido es un libro novedoso, ya que su labor interpretativa se lleva a cabo desde la perspectiva de la obra exclusivamente lovecraftiana. Los textos son complementados con gran número de ilustraciones del artista Hernán Conde de Boeck quien, con una obra muy personal, rinde homenaje a los grandes dibujantes que se han ocupado de reflejar el perturbador mundo de H.P. Lovecraft, entre ellos Tom Sullivan, Clark Ashton Smith o Richard Corben.
En ambos libros, imagen y texto confluyen para dar vida a un escritor que, como dijo Jorge Luis Borges, no solo fue capaz de generar sucesores, sino que creó a sus predecesores, los levantó de sus tumbas justificándolos, como en el caso de su admirado Edgar Allan Poe.
