“En el año que asoló la peste, una cantante del Río de la Plata se refugió en el Norte del país. Tenía que preparar un gran show pero fue cancelado. Era difícil saber la hora en esa época”. La frase aparece acompañada de un bosque en plena noche salteña y de fondo, muy a lo lejos, se escucha el valsecito criollo La sombra. Es la voz de Julieta Laso que canta “… Luego un coro de espectros se acerca, escapando al abrigo del sol…”. De esta forma casi enigmática la directora Lucrecia Martel nos introduce a ‘Terminal Norte’, un documental filmado en Salta durante la pandemia de 2020 y que fue recientemente estrenado en la plataforma de MUBI para varios países de Latinoamérica.
La consagrada realizadora de películas como La ciénaga (2001), La niña santa (2004) y Zama (2017), nos presenta este mediometraje que cuenta con Julieta como protagonista y anfitriona de un encuentro íntimo entre artistas del norte del país. Pero también es un potente retrato sobre las resistencias transfeministas en una de las provincias con más cantidad de casos de femicidios y violencia por motivos de género y en donde aún no se logra cumplir de forma efectiva con la Ley de IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo).
Terminal Norte comienza con las artistas emergiendo en la noche, alrededor del fuego entre vinos y puchos, cantando, bailando, intercambiando anécdotas y toda esa mística que logra la intimidad de los ensayos. La creatividad que construye una comunión musical, un aquelarre de brujas que hechizan con sus cantos. “Arriba amiga, arriba amiga. No decaiga, no decaiga, pisa fuerte, está en la cima”, frasea, casi como un mantra, B Yami, referente del trap femenino emergente. La música es lucha y rebeldía que desarma las estructuras, un camino hacia la libertad.
La cámara de Lucrecia, con esa mirada tan propia e intimista que identifica a la cineasta salteña, se adentra a este encuentro musical como una observadora curiosa, meticulosa, como quien se mete a un mundo desconocido y lleno de magia. Hay por momentos escenas con cierto surrealismo que recuerdan a David Lynch, como la que protagonizan Las Whisky, dúo noise feminista y nómade integrado por Maka Fuentes y Mar Pérez, mientras viajan en silencio dentro de un auto.
Mientras tanto, Julieta habla y escucha, también es una observadora de lo que pasa. Relata cómo llegó a la música casi de casualidad, luego de frustrados intentos de ser actriz de teatro. En distintos momentos del documental canta mirando fijamente a la cámara, acompañada de la magistral pianista Noelia Sinkunas. Entre la insolencia arrabalera y la desobediencia punk, la cantora rioplatense nos seduce y desafía, nos convoca a ser cómplices de este particular viaje.
Las hijas de la Madre Tierra
La otra gran protagonista de ‘Terminal Norte’ es la naturaleza, un escenario cargado de misterios y secretos, en sus días y sus noches. Cohabitar en las tierras y, a través de la música, conectar con su sentido ancestral es también una forma de lucha contra el capitalismo extractivista. Algo que recuerda a la escritora feminista Silvia Federici cuando dice: “Un factor que alienta el papel de las mujeres como guardianas de la tierra y la riqueza comunal es la preponderancia de su papel en la preservación y transmisión de los saberes tradicionales. Como ‘tejedoras de memoria’, según lo expresa la teórica/activista mexicana Mina Navarro, ellas constituyen un importante instrumento de resistencia porque el conocimiento que nutren y comparten produce una identidad colectiva más fuerte y genera cohesión frente al despojo”.
Existe un vínculo estrecho entre el arte, la música y el trabajo de la tierra. Lorena Carpanchay es campesina y vende higos y tunas, pero también es la primera coplera trans de los Valles Calchaquíes cuya primera gran actuación fue en el Encuentro Nacional de Mujeres de 2014 en Salta. Ella entona con potencia: “Ya vienen las maricas cantando la tonada, ya vienen las mariposas derribando las miradas”, e invoca la furia trava de Lohana Berkins y Diana Sacayán. Le canta a la Madre Tierra y expresa con orgullo que su poemario es para reivindicar a las chicas de la calle que la sociedad expulsa: “Hoy puedo decir que soy libre, porque le canto al mundo y a lucha de las traviarcas”.
Hay muchos estereotipos instalados en torno a todo eso que se llama “el interior”, esos territorios por fuera de Buenos Aires. Esa falsa idea de que en el resto de las provincias no pasa nada, como si la vanguardia sólo es posible dentro de la gran urbe porteña. Con ‘Terminal Norte’, Martel se propone romper con ese imaginario y redobla la apuesta. También en el medio del monte existe una lucha efervescente y su cámara se instala allí, donde la coplera Mariana Carrizo canta su vidalita Nosotras lo mejor de todo y afirma que “sin carnaval, no hay reseteo de la vida cotidiana”.
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