Sobre La descomposición, de Hernán Ronsino
Por Yago Ferreiro
Poco sabíamos en esta casa del escritor argentino Hernán Ronsino y, si no fuera por el rescate de su primera novela, La descomposición, por parte de la editorial Eterna Cadencia, quizá nos habríamos quedado así, silentes, sin poder articular ni una palabra sobre su carrera, de la que ahora intuimos que tal vez sea de las más prometedoras de entre las voces que nos vienen arrullando desde la otra parte del charco.
Decíamos que no conocíamos a Hernán y, sin embargo, ya en las primeras pinceladas de esta extraña, oscura y magnética obra, creemos reconocer a uno de los pistoleros de Juan José Saer, a uno de esos soldados que han dedicado sus años de juventud a leer con lápiz en la mano al maestro. La confirmación viene dada poco después al leer alguna que otra reseña al respecto, ya que este libro es de los que hacen que, una vez acabada su lectura, busques olfatear más información sobre quien la firma. El texto te obliga a querer dar con algún indicio que explique de dónde sale Hernán, hacia dónde se dirige, qué nos quiere contar y sobre todo, qué espera de nosotros, pobres lectores.
Esta primera novela rescatada es un salto definitivo y una carta de presentación brillante, poco dubitativa y creadora de encanto y fascinación por su peculiar estilo sangrante, su soltura y sí, también por su carácter.
Pocas veces tenemos la oportunidad de mirar cara a cara el primer cadáver de un autor tan joven sin llevarnos a la boca un pañuelo.
Título: La descomposición
Autor: Hernán Ronsino
Páginas: 141
Editorial: Eterna Cadencia
ISBN: 9789877120288
Fotografía Hernán Ronsino: Lucio Ramírez.