Sobre ‘Brutas editoras’: Meruane, Trabucco Zerán y Marambio
Por Juana Inés Casas
Fuente: magazineliterario.com
Desde la publicación de Japón, el primer libro de Brutas Editoras, hasta su último texto Bogotana [mente] han pasado varios países, unas cuantas ciudades y más de una decena de autores por la vida de la editorial dirigida por la escritora chilena Lina Meruane (1970). Y si bien el sello, empecinado en derribar fronteras para la difusión de autores en castellano, tiene uno de sus pies puestos en Santiago de Chile, debieron pasar también cuatro años para la presentación de Brutas en el sitio donde nació la mayoría de sus editoras.
La razón de la demora, tal vez, tiene que ver con la misma identidad “viajera y móvil” de la editorial gestada en Nueva York, donde Meruane trabaja como profesora universitaria y vive desde hace más de una década.
Fue en esa ciudad, marcada por una gran presencia de extranjeros y distintas culturas, que el proyecto tomó forma a partir de lecturas compartidas entre Meruane y sus alumnas de la Maestría de Escritura Creativa de la Universidad de Nueva York: la poeta Soledad Marambio (1976) y la narradora Alia Trabucco Zerán (1983), ambas chilenas y actuales socias de Brutas.
“Todo mi equipo proviene de esa amistad, de esa relación de lectura y trabajo conjunto, empezó como un trabajo entre amigas para llevar a la imprenta los textos que nos interesaban como lectoras, y surgió como un modo de poner a circular libros en castellano en un espacio literario dominado por el inglés”, confesó Meruane al dar inicio a la presentación en la librería Qué Leo Ñuñoa en Santiago el pasado 3 de agosto.
“Se dice siempre que en Estados Unidos hay muchos hispanos, sobre todo en Nueva York, pero es realmente un mundo que está culturalmente dominado por el inglés y nos parecía interesante generar una conversación en torno a libros que nosotros pudiéramos poner sobre la mesa”, apuntó la autora de libros como Las Infantas y Cercada.
Testigo de esa voluntad de tener a la “Gran Manzana agarrada por los dientes” es el mismo logo de la editorial, diseñado por la artista chilena Marcela Trujillo, una boca que se abre y se cierra furiosamente dejando ver una firme dentadura. Y esa potencia también, vital para cualquier proyecto independiente, es la que ha impulsado a la editorial a crecer en estos últimos años porque, como le gusta recordar a Meruane, Brutas es una editorial “minúscula pero musculosa” que ya ha publicado nueve libros y tiene dos líneas de trabajo.
Soledad Marambio. Fuente: youtube.com
La primera, “Destinos Cruzados”, es dirigida por Marambio que también vive en Estados Unidos, y además de los libros sobre Japón y Bogotá, ha publicado textos sobre Berlín, Nicaragua, Chile, Buenos Aires, Belarús y París, desde la mirada de diecisiete autores, entre los que están el español Enrique Vila Matas, la argentina Silvia Molloy y el mexicano Juan Villoro.
“Siempre o casi siempre convocamos a un autor, y a una autora, ojalá de la misma generación, a pensar un lugar que no les es propio, para pensar el tema del desplazamiento”, dijo Meruane, quien recibió el reconocimiento Anna Seghers por la calidad de su obra en el 2011 y el premio Sor Juana Inés de la Cruz en 2012 por su novela Sangre en el Ojo.
Alia Trabucco Zerán. Fuente: elasombrario.com
La segunda colección, “Lenguas Cruzadas”, la dirige Trabucco y busca publicar ediciones bilingües en inglés y español de novela corta. Hasta ahora sólo ha publicado Las orejas del lobo del colombiano Antonio Ungar.
“Está pensada para parejas y amigos que hablan o se mueven mejor en español o en inglés y entonces son libros que se pueden prestar más allá de su lengua”, explicó la autora de Volverse Palestina.
“CONTRA VIENTO Y MAREA”
Si bien Brutas fue ideado como un sello “site specific”, hecho en castellano para un lugar específico -Nueva York-, en estos años fue extendiendo sus brazos a distintas ciudades y públicos.
“Lo que sucedió fue que la editorial generó interés y porque generó interés se empezaron a mover los libros, sobre todo en mis espaldas y en mis maletas a festivales y ferias. Hemos podido consolidar un pequeño espacio dedicado a una editorial ya no tan minúscula pero, sobre todo, más musculosa porque yo ya estoy sacando músculos por todos lados”, explicó Meruane entre las risas del auditorio.
De esa expansión son testigos los libros. El primero tomó cuerpo en una máquina de imprimir al instante en la librería McNally Jackson, en Nueva York, con una tirada de sólo 10 unidades. Pero estas ediciones “de lujo”, como las califican las editoras, tuvieron una corta vida: lo elevado de los costos y la necesidad de llevar los libros a múltiples destinos hizo que Brutas pasara a la impresión digital y creciera gradualmente en tiraje.
Del último libro, Bogotana [mente], escrito por la chilena Alejandra Costamagna y el venezolano Slavko Zupcic, se imprimieron 500 ejemplares.
“Somos unas brutas que frente a las diferentes adversidades. Peleamos, y nos vamos poniendo musculosas, año a año ampliando el catálogo y creciendo. La brutalidad contra viento y marea es bastante poderosa”, dijo Carolina Zañartu, diseñadora y socia de Brutas Editoras, también durante la presentación del sello.
El aporte de Zañartu, la única “bruta” que vive en Santiago, puede verse en las portadas de los libros de “Destinos Cruzados”, que se caracterizan por un trabajo muy cuidado y a la vez de gran libertad en el diseño, colores fuertes y una visión única de los lugares que representan.
Detrás de sus diseños, hay un largo proceso. Antes de leer los textos, Zañartu investiga, se acerca al lugar a través de Google Images, y observa colores, geografía, artesanías e historia. Luego lee, rescata evocaciones del lugar y bucea -si es que conoce el sitio- en sus propios recuerdos. Finalmente, vuelve a leer los relatos y los repiensa de una manera visual sin ser literal.
El recorrido es minucioso y complejo, pero a la hora de destacar su trabajo, el punto que resalta, lo que la llena de orgullo no es solo la belleza de las portadas sino en cierta forma la capacidad para hacer y llevar adelante un proyecto.
“Me encanta decir que soy socia de Brutas Editoras y parte, porque serlo ha significado entender el rubro editorial como un proceso total (…) me ha permitido entender que un libro es un tremendo mundo y va mucho más allá que diseñar e imprimir”, apuntó Zañartu.
“Diseño los libros y negocio plazos, entregas y calidades con la imprenta. Pero muy por sobre todo soy distribuidora, transportista, vendedora, community manager, periodista que mete cuñas posibles en prensa, facilitadora, en general”, concluyó entre las risas cómplices del resto del equipo.
HABITAR DESDE LA ESCRITURA
Uno de los temas recurrentes a la hora de hablar de la editorial es su nombre, que tiene mucho de declaración de principios. Si la literatura está vinculada a lo alto, intelectual y a lo masculino, “brutas” está más ligado a lo visceral, al hacer y claramente está pensado en clave femenina, según ha explicado Meruane en entrevistas con la prensa.
Esta intención de conmover los límites y de establecer cruces entre el hacer y el pensar, lo masculino y lo femenino, lo alto y lo bajo está presente también en la misma selección de los textos, donde los cruces –tanto geográficos como de lenguas y de género- son clave.
Algo que no parece casual si consideramos que Meruane es una autora que se mueve con fluidez por la novela, el cuento, la biografía, el ensayo o la crítica y que en su obra ha trabajado temas que cruzan también el catálogo de Brutas, como los desplazamientos, la pertenencia y la identidad.
En “Destinos Cruzados”, cada viaje es motivo para que los escritores atraviesen el nuevo destino desde el espejo de su propia ciudad y sus experiencias, y en ese cruce hay una transformación y una reflexión sobre la identidad que se construye a través del viaje y de la escritura.
Esta marca atraviesa desde el París que describe Silvia Molloy, como ciudad iniciática que la impactará para siempre en el plano literario y afectivo, al Japón reconstruido por la catalana Lolita Bosch desde su residencia en México, donde lo central es la pérdida del padre.
“La colección ´Destinos Cruzados´, como dice Lina, supone entrar en juego y aceptar sus reglas”, explicó Trabucco, quien estuvo a cargo de la edición del libro de Bogotá y actualmente está trabajando en un libro sobre Pretoria, escrito a cuatro manos entre la mexicana Valeria Luiselli y el chileno Rodrigo Rojas.
“El juego contiene un sólo movimiento, el viaje a un lugar ajeno, un lugar impropio, necesariamente esquivo, pero que es habitado por una autora, un autor y en el acto de escribir, quien escribe se va acoplando a un nuevo ritmo a un no retorno y se reinventa en ese proceso”.
Y ese habitar desde la escritura también se plasma en diversas formas de dar testimonio de un viaje. Desde posts de blogs, como los que emplea Alberto Olmos para contar Japón, a un texto más ficcional como el de Zupcic, crónicas como las de Costamagna o las de María Moreno, quien escribió sobre Chile, las maneras de narrar se multiplican.
“Entre los destinos latinoamericanos esto supone una inmersión que suele dar cuenta de lo inconmensurable de cada país. Muchas colombias, muchos chiles, muchos buenos aires aparecen en estos destinos cruzados”, concluyó Trabucco.
Lina Meruane. Fuente: lanacion.com
EL ÚLTIMO VIAJE
Bogotana [mente], el último libro publicado por Brutas, se interna en la cadencia seductora del habla bogotana o cachaca, observa la coexistencia de la amabilidad y la violencia tras cincuenta años de conflicto armado, y plantea con humor la extrañeza que suscita en los visitantes lo que es natural para los locales.
Y si bien los textos de Costamagna y Zupcic son muy distintos, resultan totalmente complementarios. Una “cita a ciegas”, como suelen definir las Brutas al encuentro entre los autores, que -al igual que en los otros libros de ‘Destinos Cruzados’- tiene un desenlace exitoso.
“El origen de este último libro es muy sencillo; Alejandra Costamagna hablaba con demasiado entusiasmo de su experiencia cachaca, casi se ponía a bailar si le preguntaba cómo habían sido sus tardes rolas, sencillamente se negaba a abandonar Bogotá”, contó Trabucco.
La editora explicó que la fascinación de Costamagna por la capital colombiana se basó en su paso por Bogotá Contada, una iniciativa que convoca a escritores para que recorran la ciudad y escriban sobre ella. El testimonio que escribió para el evento fue la base para el texto que se incluye en el libro de Brutas.
“Le habían faltado páginas para tanta tinta, entonces vino el engorde de su texto (…) siguió un texto más largo que le permitió ir más alto y más profundo”.
Para Trabucco, quien está viviendo ahora en Londres y acaba de publicar su primera novela La Resta, el trabajo de edición no se limitó al texto, sino que parte importante de la tarea era buscarle a Costamagna un “compañero de viaje”.
“Todo aquel que haya viajado en dupla sabe de las condiciones fundamentales para el éxito de un periplo: debe ser alguien lo suficientemente distinto para no enloquecernos, pero con algunos puntos en común que hagan amables las caminatas”, explicó Trabucco.
Y es ahí cuando surge el nombre de Zupcic, quien había estado en Bogotá en un contexto similar a la de su compañera de libro, pero viajando en su “doble identidad, de escritor y médico psiquiatra, es decir un “medritor””, como él mismo se llama en el libro.
“El nombre del libro intentó reunir a estos viajeros, la mente delirante de un psiquiatra, y el bautizo de una forma de observar, explorar y vivir una ciudad que nos forzó y nos fuerza a convivir con mucho más que la Colombia asolada por la violencia o el Caribe desbordante de sus costas, nos fuerza a vivir y viajar bogotanamente”, apuntó.