Sobre La máquina del porvenir, de Juan Trejo
Por Victoria Berasaluce Guerra
Como Camus, Juan Trejo comienza su novela con la traumática muerte de una madre. Este detalle, como el resto de los sucesos de la novela, aspira a lograr una identificación universal con la vida. Los lectores que atraviesan La máquina del porvenir deciden emprender un viaje donde mismas preocupaciones aquejan a personas de diferentes realidades. El tiempo, como el libro, expone que la totalidad existe pero sólo puede experimentarse en etapas.
Ante el peligro de la desintegración del “yo”, los personajes buscan en sus progenitores la raíz sólida para la reconstrucción de su identidad. Las ganas de recuperar la grandeza del imposible mundo de la infancia llevan a los personajes a sentirse extranjeros, apátridas en busca de su lugar de origen.
La escritura funciona como liberación que atenúa la culpa de las responsabilidades paternas no cumplidas y es en ella donde se intentan llenar los silencios entre los personajes y sus predecesores. El legado de un hijo conlleva tanto el orgullo como el hastío: orgullo por crear un eslabón más en la cadena genética y hastío al deber reconocerse en el nuevo rol de padre. La carencia en el hijo abre dos caminos como opciones: el olvido o la reflexión.
El viaje físico y temporal habilita el paso hacia el autoconocimiento a través de las distintas pruebas: el miedo, la claridad, el poder y la vejez. Así, vida y literatura se funden y enseñan que el cambio es inevitable. Esta unión es el resultado de un flujo de energía donde “cada uno ve lo que está preparado para ver” en el momento preciso. La historia nos recuerda que el tiempo siempre escapa a nuestra voluntad de posesión y que “ser uno mismo” es un concepto dúctil.
La culminación del camino del héroe se centra en suprimir la idea del tiempo y penetrar el presente, con la multiplicidad e incertidumbre que éste conlleva. Aprender es el proceso por el cual la persona experimenta y el nombre propio muta. El desapego de los padres engendra una nostalgia renovadora que permite la reflexión sobre el propio “ser”.
Luego de atravesar las etapas de la vida, el camino de vuelta consiste en la aceptación de uno mismo y la conexión con la esencia interior. El trayecto recorrido desemboca en el acto de consciencia de entender que nada termina jamás. El flujo de la narración es acompañado por el flujo del tiempo.
El nuevo conocimiento no alcanza para transformar la manera de ver la realidad, se necesita tiempo, maduración y un mentor que moldee nuestro trayecto. Si el sentimiento final es el de “volvería a hacer las mismas cosas”, entonces el ser ha logrado penetrar en el presente encaminándose a su porvenir.
La vida es un proceso, es el verbo “escribir” sobre la máquina de la creación. Las teclas permiten escribir historias que confunden la vigilia con el sueño, la ficción con la realidad, mientras la máquina del tiempo se encarga de escribirnos. Ésta es la revelación de la obra de Juan Trejo.
Título: La máquina del porvenir
Autor: Juan Trejo
Páginas: 456
Editorial: Tusquets
ISBN: 978-84-8383-968-3