Por Fernando Pittaro Cuando éramos pequeños, una maestra nos decía que si no leíamos nos iba a crecer la nariz y se nos iba a llenar la cara de granos. Nunca nos dijo que si leíamos íbamos a ser más felices. O íbamos a poder cantar como un ruiseñor. O a pasar inadvertidos como un colibrí.
Browsing Category