Rupi Kaur es la dueña de una voz que se distingue entre muchas otras voces de su generación. Escribe y dibuja. Sus poemas e ilustraciones se complementan en un discurso rupturista y provocador que está dando que hablar en Oriente y Occidente.
Dos preguntas sobrevuelan su record de ventas en Amazon, su lugar en el ranking de libros más vendidos del New York Times y su millón de seguidores en las redes sociales. ¿Cómo una mujer tan joven puede hablar de lo más oscuro, de lo más profundo y a la vez de lo más luminoso de ser mujer? Y a la vez, ¿cómo una joven inmigrante, nacida en un remoto estado de la India, puede ser la voz de todas y de cada una?
Cosmopolita y ancestral
Difícil imaginar desde la ventana de su departamento en la ciudad de Toronto a aquella niña de cinco años, miembro de la etnia Sikh, que emigró junto a su madre desde la India hacia occidente.
El nombre de su tierra natal, Punyab, significa “región de los cinco ríos”. Es uno de los 29 estados de la India y fue creado en 1947 cuando la antigua región de Punyab fue divida entre Pakistán y la India.
Su familia emprendió ese viaje, huyendo de la violencia, siguiendo el instinto y la fuerza de una madre que quería garantizar a sus hijas la posibilidad de elegir su destino. De su madre, Kaur dice que a los cinco años puso en sus manos un pincel y le dijo: “Dibuja tu corazón”. Ese es su registro del origen de todo.
Sus primeros poemas surgieron “por error” como ella dice, a los 17 años, cuando decidió escribir historias y leerlas en un evento comunitario de micrófono abierto en la ciudad de Brampton. Allí leyó sus escritos durante un año sintiendo lo que define como “el abrazo de su comunidad”, algo que jamás antes había experimentado.
En el Punyab Oriental, el idioma Punjabi se escribe utilizando el alfabeto Gurmukhi que se caracteriza por tener sólo letras minúsculas y que usa el punto seguido como único signo de puntuación. “Hay algunas cosas en este mundo que son tan infinitas que jamás podría usar un punto final.”
Los poemas de Kaur, si bien están escritos en inglés, arrastran la cadencia de su Punyab natal: “No me gusta que las mayúsculas distraigan al lector del mensaje que quiero trasmitir”. Quizás por ello sus poemas no terminan de sentirse anglosajones. Hay algo de una tierra con otros colores, que se cuela entre las letras y su sonoridad.
“No me gusta la desigualdad en la caligrafía, no me gustan los signos de puntuación. En el Gurmukhi no hay mayúsculas. Aquí no puedo escribir así pero siento que si traigo alguna de las características de mi lengua natal, puedo construir una especie de puente entre este estar a medio camino”.
Formada en Retórica y escritura profesional en la Universidad de Waterloo, Ontario, reconoce como influencia a la artista performática Sarah Kay y a los poetas Warhan Shire, Amrita Pritam y Nayyirah Waheed.
Como agua que fluye
Algunos definen a Kaur como una “instapoeta”. Lo cierto es que esta joven artista se desplaza por todas las plataformas digitales con una naturalidad que fluye en todos los formatos sin perder la estética de la forma ni la potencia del mensaje.
Comenzó posteando algunos poemas a fines de 2013 no sin temor. Su hermana y amigos le decían que justamente porque ese temor existía ella tenía que publicar, para incomodar, y para mostrar que ese miedo era real.
Desde entonces, su desafío es poner en palabras el miedo, el dolor, el sufrimiento y la sanación. Los propios y los de los demás, preguntándose cómo se puede nombrar sentimientos tan profundos, cuestionándose genuinamente “¿Puedo hacer justicia con ellos, puedo darles sentido?”
Su paso por Instagram tuvo un hito que la ayudo a posicionarse como una nueva voz de un nuevo feminismo. En el año 2015, publicó junto a su hermana Prabh un ensayo fotográfico titulado “Período”, donde se retrataba con imágenes cotidianas el período menstrual. La red social -acostumbrada a publicaciones gráficas coherentes con la estética dominante- respondió censurando la cuenta de las hermanas Kaur.
“Gracias Instagram –dijo en su momento Kaur- por proporcionarme la respuesta precisa que mi trabajo fue creado para criticar”. Yo sangro cada mes para ayudar a que la humanidad sea una posibilidad /mi matriz es el hogar de lo divino/ una fuente de vida para nuestra especie/ ya sea que yo elija procrear o no hacerlo.
La reacción de sus seguidores se hizo sentir e Instagram se vio obligada a dar marcha atrás en su decisión, pero la repercusión de ese incidente sirvió como una lente que aumentó el poder de su discurso y lo expandió considerablemente. “Yo no estaría aquí si no fuera por las plataformas que usé, especialmente Instagram. No me importa que me llamen Instapoeta. Sólo porque haya escogido un camino poco convencional eso no nos hace ni a mí ni a mi trabajo menos válidos. La cuestión es mantenerse fiel y auténtica a ti misma”.
Así es como sus poemas acompañados por ilustraciones, realizadas por ella misma, circulan en Twitter, Facebook e Instagram acumulando seguidores en todo el mundo.
“Leche y miel” – El fenómeno editorial
En 2014, Kaur decidió autoeditar su primer libro de poemas, que vio la luz bajo el título Leche y miel.
Insólitamente traducido al español como “Otras maneras de usar la boca” ya ha sido llevado a treinta idiomas y ha vendido más de un millón y medio de copias por la plataforma de Amazon.
En el 2015, el primer libro de Kaur alcanzó un lugar destacado entre los diez libros más leídos del ranking del influyente diario The New York Times, manteniéndose en ese sitio durante más de un año.
Kaur dice que la leche y la miel son los recursos con los que su familia afronta algunas situaciones. “En Punyab, cuando alguien enferma, siempre se le da un poco de leche o un poco de miel con alguna especia o algún agregado para sanar.” Por esos sostiene que su familia, su gente, es suave como la leche y la miel.
Este libro reúne 204 páginas de poemas ilustrados agrupados en cuatro grandes capítulos: la herida, el amar, la ruptura y la sanación.
Si bien las palabras le brotan como a una vertiente, en el 2016 Kaur decidió parar: “Hubo un momento en que yo transitaba por tanta pena y por tanta angustia que no podía escribir. Era como si el dolor hubiera robado mi forma de expresión. Fue muy duro porque la escritura era la herramienta que yo estaba usando para sanarme y de repente me estaba llevando a explorar cosas que yo no quería explorar, cosas de las que me quería apartar. Y dejé de escribir sobre esos miedos. Ahora miro hacia atrás y me siento bien con esa decisión. Creo que llegará el tiempo en que pueda escribir sobre aquellos miedos y mostrárselos al mundo”.
Ese tiempo llegó: “Lo sentía en mi cuerpo, como una ebullición que iba subiendo” y acaba de salir a la venta El Sol y sus flores, su segundo libro que ya está disponible desde inicios de este mes de octubre.
Una hechicera del dolor
A pesar de su éxito editorial, Rupi Kaur se define como una artista de la palabra hablada (“spoken word artist”) por lo que disfruta de recitar sus poemas en diferentes escenarios realizando giras a lo largo de muchos países.
Verla recitar sus poemas es caer en un estado de trance. Hipnótica como una hechicera, certera como una serpiente y con una voz cargada de especias y matices, sus performances cautivan a todo tipo de audiencias sorprendiendo con su ductilidad.
En el año 2016 aprovechó el formato de las charlas TED para narrar la experiencia del abuso sexual y la manera en que una mujer logra volver a ser dueña de su cuerpo.
Esa experiencia, ese dolor, esa resiliencia podría ser aplicable a cualquier mujer, de cualquier tierra, bajo cualquier régimen político o creencia religiosa. Otra vez logra unir a todas en el mismo dolor milenario.
he pasado muchos años tratando de saber si podría haberte detenido/ pero el sol no puede frenar a la tormenta/ el árbol no puede detener al hacha/no puedo culparme más por tener en mi pecho/ un hueco del tamaño de tu hombría / es muy pesado acarrear con tu culpa/ la estoy dejando /estoy cansada de decorar mi casa con tu vergüenza como si fuera mía (…) la verdad llega a mí / de repente / después de años de lluvia / la verdad llega/ como un rayo de sol colándose por esa ventana/ lleva mucho tiempo llegar hasta acá / pero el circulo se completa/ es necesario ser una persona rota y torcida para intentar encontrar sentido entre mis piernas/ pero hace falta una persona entera/completa y perfectamente creada/ para sobrevivir a eso.
Poemas del buen amor
Se dice que su poesía es rupturista. De hecho rompe entre otras cosas con el mito del amor romántico que bombardea desde las canciones y las películas de final feliz.
Con una sinceridad demoledora propone nuevas bases para el buen amor que siempre parten del que debemos tener por nosotros mismos.
lo que más extraño es la manera en la que me amabas/ pero lo que yo no sabía / es que la manera en la que me amabas/ tenía tanto que ver con la persona que yo era/ era el reflejo de todo lo que yo te daba/ volviendo hacia mí/(…) qué cruel fui conmigo/ dándote el crédito por mi tibieza/ simplemente porque fuiste capaz de sentirla
Kaur habla del desamor de una manera sencilla y directa, sin dramatismo edulcorado y con palabras que cortan de raíz cualquier intento de autocompasión diciendo, por ejemplo, extrañarme va a alejarte tanto de ti mismo/ que la añoranza va a hacer de ti un fantasma
O también No entiendo para qué me abrazaste/ si le tenías miedo a la tibieza marcando en sus poemas que el poder y la fuerza son atributos femeninos.
La sororidad hecha poesía
Le preguntaron a Kaur si su poesía era feminista. La autora dijo que su poesía era feminista porque era para todos.
Ella cree en la sororidad, la hermandad entre mujeres. Reconoce que no hubiera podido ocupar el lugar que ocupa hoy sin no hubiese sido por esa red de compañeras que la ayudaron a transitar este camino.
Apuesta a que las niñas crezcan en un entorno amoroso que las ayude a desarrollarse, a respetar sus deseos y a creer en ellas mismas. Por ello se atreve a aconsejar a los padres de hijas mujeres diciéndoles cada vez que le dices a tu hija / que le gritas porque la quieres/ le enseñas a confundir ira con amabilidad /lo que parece una buena idea/ hasta que ella crece / y confía en hombres que la lastiman / porque se parecen mucho a ti.
Propone a las mujeres que no se sientan halagadas cuando las distinguen como diferentes a las demás, o cuando se las reconoce sólo por su belleza física.
me dijiste/ que yo no era como las demás chicas/ y aprendí a besar con los ojos cerrados/ algo acerca de esa frase / algo acerca de cómo yo debiera no parecerme/ a quienes yo llamo mis hermanas / para poder ser deseada por ti/ me hizo desear escupir tu lengua /como si debiera estar orgullosa de que me elegiste / como si debiera sentirme aliviada / porque piensas que soy diferente a las demás.
La obra de Rupi Kaur se oye como cantar antiguo. Encierra demasiada sabiduría, demasiado dolor, demasiada ternura para sus jóvenes 24 años. Sus palabras conmueven a personas de todas las edades, géneros y nacionalidades porque alguna vez todos hemos estado allí. En esos lugares universalmente humanos.
“aprendí que a pesar de que el mundo pueda quitarte todo / aunque el mundo pueda despojarte del amor/eso no significa que tú no seas capaz de amar de nuevo/ significa que serás capaz de amar aún más/ aprendí que no soy una fuerza destructiva a pesar de que muchas veces me destruyeron/aprendí que soy capaz de dar todo/ que soy capaz de perder todo/ y aun así ganar.
very good.
Me encantó escuchar hablar de ella. Sólo quisiera hacerles un comentario de algo que noto puede inducir a error o interpretarse equivocadamente. Su apellido, así como el de su hermana y las demás mujeres de su familia y comunidad religiosa no es Kaur. Kaur significa “Princesa guerrera/leona de Dios” y no es apellido como el que conocemos en Occidente, sino que es parte de su nombre y que es el mismo de toda su comunidad. Siri Bhavan Kaur.-
Muchas gracias por tu comentario, Victoria, es muy valioso. Un abrazo.